Se viene el Día del Amigo; y con esta fecha le damos la
bienvenida a una jornada de saturación de la telefonía móvil, a un día de
saludos por compromiso a gente con la que coexistís por unas pocas horas y te
tira un “feliz día” como si fuera obligatorio abrazarse todos los 20 de julio.
Se viene un sábado en el que quedarse en casa resulta la mejor opción, porque
la masa humana rumbea a boliches, restaurants, bares, plazas, recitales,
copando los espacios como plagas de langostas crackeadas. Se viene el Día del
Amigo y me resulta inevitable… salir a dar una vuelta para reflexionar al
respecto.
Si hay una fecha que no entiendo es la del 20 de julio. En principio, vale decir que el amigo que nunca puede juntarse, pero que
jusssssto el día del amigo puede… es un garca mentiroso. Ese amigo es el
oportunista, el que solo está en eventos felices, que no es el que te va a
bancar durmiendo culo con culo en su cama si te separaste y no tenés dónde caer
muerto. Ese amigo es descartable.
Pero hay muchos tipos de amigos, sobre todo cuando una o uno
está integrado a lo que comúnmente denominamos “Grupo de Amigos”. En esos
grupos, lógico, no todos se llevan con todos. En los grupos de minas, por
ejemplo, siempre habrá alguna interna, una más linda que otra a la que dos o
tres odian en silencio. Y es fija, la linda del grupo es la que menos coge. O,
la que más aburrido coge, pero como es linda tiene novios que le bancan que le
de asco chupar pitos.
Otra amiga clásica es la que desaparece y engorda cada vez
que se pone de novia y cuando corta vuelven a integrarla por pena. Estará
también la que siempre salta como el culo en las discusiones, que parece que
viviera indispuesta, y la que no toma partido por nadie. O la que se enamora
siempre de los ex novios de las amigas del grupo que no quiere tanto.
La consejera amistosa que siempre tiene algo para acotar en
toda situación de la vida, la haya o no la haya transitado. Esta amiga es
especialista en todo, aunque no haya hecho nada. La que se cambió de colegio y
nunca pudo hacer amigas nuevas también es uno de esos lastres que tienen
algunos grupos de amigas. Y, ni hablar de la primera que clava un embarazo,
trae un pibe y arruina en menos de un año la dinámica de la amistad, metiendo
en el medio temas de mierda: pañales, cambiadores, mamaderas, sacaleches ¡sin
doble sentido!… chau juventud.
En los conjuntos de amigos varones hay varios especímenes
que me caen bien. El busca roña que con una mirada se compromete a cagarse a
trompadas con otro grupo de machos y obliga de esta forma a sus amigos a salir
de la zona de confort y enroscarse en un piña va piña viene no planificado.
Está el que quiebra. Siempre. Aunque estén tomando Cepita, a
las 4 te clava un vómito, se pone verde y se queda sin salir. Pero mi favorito
es el que siempre se las ingenia para no poner un mango en nada. Si es para
comprar chupi dice que no va a tomar, si es para comprar comida dice que ya
comió, pero nunca tiene una respuesta cuando le preguntás para qué carajo vino
si no va a chupar ni a comer.
Y en el caso de los varones, siempre estará el que la pone
cada vez que sale. Que si para las 5 de la matina no pescó ningún pejerrey,
ningún dorado, le entrega la lombriz a cualquier bagre sin ningún problema.
Pero no se vuelve con la carnada intacta NUNCA.
Ahora, a nivel duración de amistades, ahí no hay mucha
vuelta entre nenes y nenas. Es lo mismo. Está el amigo que tenés desde
chiquito, el que conociste en el jardín de infantes o en el primario. Que ya no
sabés si lo querés de verdad o por la costumbre de quererlo. Pero siempre está
ahí, te conoce como un hermano, una hermana. No hay que explicarle si se tiene
que ir o si te tiene que llevar a tu casa a upa. Sabe cuándo sacarte el vaso de
birra, cuándo saltearte en la ronda de faso. Esos amigos son los que cruzaron
la barrera del tiempo y se van a quedar con vos para siempre.
Y de grande no es tan fácil hacer amigos. Ya no es como
cuando ibas a la playa y en quince días te hacías íntima de una nena con la que
juntabas almejas y arena en baldecitos. De grande te animás a generar nuevos
vínculos solo si vas a la facultad o si trabajás en una oficina. Si estás
soltero, esos serán tus nuevos mejores amigos del mundo... hasta que termines
la carrera o cambies de laburo y los descartes, así como se descarta el culito
de las birras: Con total impunidad.
Ahora, el debate se instala en los amigos y amigas con
derecho a sexo ocasional. Esto es fantástico. Hay pibes que no pueden
considerar “amiga” a una mina antes de haberla catado y comprobado que no
quieren seguir comiéndola. Esas amistades son dudosas, porque la celosía
inevitable de la mina estará siempre al caer. La mujer garchada por un amigo
espera compasión, no espera abandono. Quiere que la quieran y si se entrega a
un amigo es justamente para sentirse protegida. Error. Abismal error. Garcharte
una amiga DEBE ser el último recurso, incluso debiera venir en la lista después
de una paja. El sexo ocasional con amigos es preferible evitarlo. Para polvos
al paso, mejor desconocidos a los que no haya que herirles los sentimientos.
La verdad es que, en conclusión, odio el día del amigo. No
sé… quiero ponerle onda porque para todos mis amigos parece significar mucho
esta fecha, pero la real realidad es que me genera alto fastidio. Me desquicia
tener que juntarme obligadamente con un grupo de gente, con el choto compromiso
inicial de elegir con quién pasar "LA FECHA", y con quién una juntada
del día después. Siempre hay alguien que se ofende, es inevitablemente obvio.
Volviendo a lo anterior, si pudiera elegir los amigos para
que acompañen, me quedaría con los que
te putean porque no aparecés seguido. Con los del pasado, los que cada vez que
te cruzás intercambiás el mentiroso “dale, armemos algo, pero no colguemos”.
Aguanten los compañeros de ruta que de alguna u otra forma se las ingenian para
estar siempre en todas, aunque vivan en el culo del mundo. Y también esos que
te mosquean constantemente desde que vivís solo, los que te consultan antes de
comprarse algo o de mandarse un cagadón. Los que te llaman después de bardearla
para que los cagues a pedos y te cortan indignados porque los estás cagando a
pedos.
Banco a los amigos negativos que siempre tienen la palabra
justa para bajarte del globo aerostático, porque prefieren quedar como forros
antes que vos te la des de lleno contra la pared. Te preparan para lo peor y,
cuando sale todo de mil maravillas, son los primeros en ser felices a través
tuyo. Aguanten los amigos sin careta, los que escuchan cuando escuchan, los que
saben quién sos, cómo llegarte, cuándo evitarte. Los que conocen tus miradas
tanto como el espejo.
Aguanten los amigos con los que se puede estar sin decir
nada.
Si tenés alguno de éstos especímenes, cuidalo. No hace falta
que lo expongas a la pelotudez generalizada del día del amigo. Juntate el
lunes, cualquier día en el que ninguna aguja te diga cuándo brindar. Y
recordale que lo querés mucho, o alguna deuda impaga, o de aquella vez que casi
se come a tu ex, lo que creas más apropiado. Porque si los amigos se eligen,
los momentos para celebrarlos, también.