¿Qué es lo que hay que hacer para ser Jefe de Gobierno? En esta época en que Buenos Aires se tiñe de caras de ñoños que sienten que la pelada les queda fantástica como los bigotes a Guillermo Fracella y se pasean delante de fondos de carteles verdes, rojos, sin darse cuenta que no solo son desagradables para la vista, sino que en ningún modo ayuda a que mi voto los favorezca, los apoye, ni los penetre.
Tenemos al bostero de Macri también proponiéndole a la ciudad el milagro de no tener más basura, ni más pobreza, subtes cada 90 segundos dignos de Los Supersònicos o Los Super Ratones y menos travestis en Once. La única razón por la que se me ocurriría votarlo es porque dice lo que quiero escuchar, eso implica que conoce bien a las mujeres.
Tenemos a varios desconocidos en carteles que afirman que tal o cual “piensa lo que vos pensàs”, lo que me resulta ofensivo y hasta paranoico, digno de un capítulo de los X Men llenos de gente mutante, viejos locos y pelados cara de concha.
Filmus merece un tè verde con sacarina. La cara de hippie que mantiene vivo a su espíritu sesentoso no me deja otra alternativa que observarlo detenidamente y pensar: ¿Tendrá olor a bolas?
Yo quiero ser Jefa de Gobierno. Prometo castigar vilmente a cualquiera que se atreva a cagarse en el 60 un día de frío, lluvia y ventanas cerradas, juro sobre mis dedos gordos que los menùes de Mc Donald`s serán entregados gratuitamente por un elefante africano en Plaza Italia todos los miércoles.
De ser electa, mi propuesta tendrá un tren volador que mostrarà damas en tetas pintadas de amarillo patito a toda hora por los cielos y las peluquerías tendrán computadoras 3D para poder visualizar tu corte antes de hacerlo, evitando asì dìas de infelicidad comparables al síndrome pre menstrual.
La crema para rulos de Sedal será adquirida como un medicamento indispensable y necesario para cualquier mujer que padezca el pelo cual concha de burrito bebé y se abolirá la humedad, así como las semanas donde haya un feriado serán declaradas no laborables. Sí, leyó bien. Semanas NO laborables, pero pagas... por Jebùs.
Con mi mandato llegará el fin de los partidos de domingo y el inicio de una nueva etapa de romanticismo, sexo desenfrenado y olor a jazmín en los trenes en lugar de a conejo mojado en vinagre.
Si llego a ser Jefa de Gobierno, el tampón será reemplazado por hisopos inteligentes y habrá un bidet en cada plaza pública, para que lavarnos el orto sea un derecho constitucional.
Las jornadas laborales serán siempre de 6 horas, indiscutiblemente y los salarios aumentarán $70 por bimestre, así mantendremos a los porteños felices, sobornados y sin huelgas que afecten al tràfico de los que vuelven de Martìnez.
La lucha contra el Paco seguirá existiendo… usaremos otro perfume con menos olor a muerto.
A los violadores se les cortará la garompa, a los ladrones se les cortarán los omóplatos y a los asesinos se les injertará el puño cerrado de Sofovich por el ano cerradito.
Ésta es mí propuesta… ¿cuento con su apoyo?
viernes, marzo 30, 2007
lunes, marzo 26, 2007
Del cielo con amor
Calor, mucho calor.
Suena una voz de la ultratumba:
"Les comunicamos a los señores pasajeros que el servicio de la Lìnea D se encuentra momentaneamente DEMORADO"
Las miradas entre pasajeros se mostraron frìas y un tanto claustrofòbicas cuando las puertas del subte se cerraron, la bebida comenzò a escasear y los minutos pasaban. El pensamiento inicial era el de aguardar a que la poronga tiesa se dignara a volver a su funcionamiento, tal como se habìa anunciado segundos antes. Cuando la cerrada espera superò la media hora, algo dentro de alguien hizo un ruido sin llegar a ser un gas y demandò que algùn responsable se hiciera cargo de la situaciòn.
"Les comunicamos a los señores pasajeros que el servicio de la Lìnea D se encuentra momentàneamente INTERRUMPIDO"
Quiero manifesar mi compasiòn por la familia del chofer del subte y del Director General de Metrovìas, a quienes no solo les zumbaron las orejas, las bolas y se les dilataron las pupilas, sino que les recordaron el odio a sus conchas maternas y abuelìsticas de forma ininterrumpida a lo largo de 20 minutos.
"Los pasajeros que asì lo deseen, podràn reclamar el dinero de sus boletos en boleterìa, presentando el ticket que medio subte tirò y la otra mitad se metiò en el medio de los cantos del orto pensando que jamàs iba a necesitarlo"
Claro, sencillo tema, total, solo somos 250 mil personas arriba del subte del horror las que tenemos que reclamar. O sea que si ahora son la 19:05 de la tarde, calculale que me devolveràn mis $0.70 a eso de las 3 de la mañana, cuando ya tenga las tetas aceitadas de tanto esperar. No, gracias. Prefiero que me caguen los centavos y que Jebùs castigue al locutor.
En la estaciòn Aguero, el mar de personas chivadas saliò a la superficie cual lava en Volcano, cada uno sacò su Guìa T y definiò còmo llegar a su destino. Toquetiè mi bolsillo y la cruda verdad se hizo presente: En mi bolsillo vivìa la nada. Cero pesos. Cero centavos.
El mapa mostraba que para llegar a mi hogar, la distancia era de aproximadamente 28 cuadras. tenìa calor corporal, indignaciòn hacia las viejas y los niños recièn salidos de la escuela. Era como la bruja de Blancanieves, pero con màs frizz y en lugar de un espejo, tenìa una mochila pesada dispuesta a partirle la cabeza a cualquiera que impidiera a mis pies movilizarse con normalidad por Figueroa Alcorta.
Empecè a caminar. Una, dos, tres cuadras, cinco cuadras, basta. Venìa del trabajo, venìa del 60, de caminar mil cuadras hasta Panamericana para subirme y estar parada como las tetas de Claudia Ciardone... basta, no more walking.
Me parè en una esquina como una prostituta conocedora del oficio, esperè por un taxi, pero no cualquier taxi, sino por uno que estuviera dispuesto a llevarme gratis, sabiendo que no poseìa ni un cobre en una muela y que si querìa su dinero iba a tener que esperar en la puerta de mi casa hasta que yo subiera, agarrara y bajara a llevàrsela, corriendo el riesgo de nunca volver y convertirse en la leyenda urbada de "el taxista que esperò por siempre hasta convertirse en asesino de deudores y estudiantes de Periodismo".
Dos taxis no quisieron jugar, hasta que llegò un señor catòlico que para ser aceptado en el cielo me subiò, me consolò y me dejò llorar mis penas subterràneas mientras èl me ponìa como ejemplo de la juventud argentina.
Lleguè a casa, estacionò en la puerta, subì, bajè, paguè y el dìa ya habìa caducado. La noche caìa sobre Buenos Aires, la humedad me forzò a bañarme y la bombacha sudada fue el souvenir que quedò marcado en el asiento catòlico, esperando algùn otro culo que se le siente encima, lellore al conductor y disfrute de Buenos Aires, del subte y sus trenes maravillosos.
Suena una voz de la ultratumba:
"Les comunicamos a los señores pasajeros que el servicio de la Lìnea D se encuentra momentaneamente DEMORADO"
Las miradas entre pasajeros se mostraron frìas y un tanto claustrofòbicas cuando las puertas del subte se cerraron, la bebida comenzò a escasear y los minutos pasaban. El pensamiento inicial era el de aguardar a que la poronga tiesa se dignara a volver a su funcionamiento, tal como se habìa anunciado segundos antes. Cuando la cerrada espera superò la media hora, algo dentro de alguien hizo un ruido sin llegar a ser un gas y demandò que algùn responsable se hiciera cargo de la situaciòn.
"Les comunicamos a los señores pasajeros que el servicio de la Lìnea D se encuentra momentàneamente INTERRUMPIDO"
Quiero manifesar mi compasiòn por la familia del chofer del subte y del Director General de Metrovìas, a quienes no solo les zumbaron las orejas, las bolas y se les dilataron las pupilas, sino que les recordaron el odio a sus conchas maternas y abuelìsticas de forma ininterrumpida a lo largo de 20 minutos.
"Los pasajeros que asì lo deseen, podràn reclamar el dinero de sus boletos en boleterìa, presentando el ticket que medio subte tirò y la otra mitad se metiò en el medio de los cantos del orto pensando que jamàs iba a necesitarlo"
Claro, sencillo tema, total, solo somos 250 mil personas arriba del subte del horror las que tenemos que reclamar. O sea que si ahora son la 19:05 de la tarde, calculale que me devolveràn mis $0.70 a eso de las 3 de la mañana, cuando ya tenga las tetas aceitadas de tanto esperar. No, gracias. Prefiero que me caguen los centavos y que Jebùs castigue al locutor.
En la estaciòn Aguero, el mar de personas chivadas saliò a la superficie cual lava en Volcano, cada uno sacò su Guìa T y definiò còmo llegar a su destino. Toquetiè mi bolsillo y la cruda verdad se hizo presente: En mi bolsillo vivìa la nada. Cero pesos. Cero centavos.
El mapa mostraba que para llegar a mi hogar, la distancia era de aproximadamente 28 cuadras. tenìa calor corporal, indignaciòn hacia las viejas y los niños recièn salidos de la escuela. Era como la bruja de Blancanieves, pero con màs frizz y en lugar de un espejo, tenìa una mochila pesada dispuesta a partirle la cabeza a cualquiera que impidiera a mis pies movilizarse con normalidad por Figueroa Alcorta.
Empecè a caminar. Una, dos, tres cuadras, cinco cuadras, basta. Venìa del trabajo, venìa del 60, de caminar mil cuadras hasta Panamericana para subirme y estar parada como las tetas de Claudia Ciardone... basta, no more walking.
Me parè en una esquina como una prostituta conocedora del oficio, esperè por un taxi, pero no cualquier taxi, sino por uno que estuviera dispuesto a llevarme gratis, sabiendo que no poseìa ni un cobre en una muela y que si querìa su dinero iba a tener que esperar en la puerta de mi casa hasta que yo subiera, agarrara y bajara a llevàrsela, corriendo el riesgo de nunca volver y convertirse en la leyenda urbada de "el taxista que esperò por siempre hasta convertirse en asesino de deudores y estudiantes de Periodismo".
Dos taxis no quisieron jugar, hasta que llegò un señor catòlico que para ser aceptado en el cielo me subiò, me consolò y me dejò llorar mis penas subterràneas mientras èl me ponìa como ejemplo de la juventud argentina.
Lleguè a casa, estacionò en la puerta, subì, bajè, paguè y el dìa ya habìa caducado. La noche caìa sobre Buenos Aires, la humedad me forzò a bañarme y la bombacha sudada fue el souvenir que quedò marcado en el asiento catòlico, esperando algùn otro culo que se le siente encima, lellore al conductor y disfrute de Buenos Aires, del subte y sus trenes maravillosos.
lunes, marzo 19, 2007
"Lunes con audio"
Una mañana plena de lunes le da la bienvenida a los porteños y a los viajantes. Una mezcla de calor con viento que causa diarrea si saliste desayunado, hacen aùn màs fàcil el comienzo de las actividades diarias, como las de los macumberos, seres deplorables y con olor a pollo que sin importarles el sentido comùn, cortan una gallina en pedazos y la guardan dentro de una caja de cartòn para que el afortunado y prontamente infeliz dueño de la esquina donde yace el bàrtulo se cague limpiando con vinagre toda la vereda con temor a morir de una maldiciòn budista.
Pocos dìas atràs descubrì el modo de lograr un viaje mejor predispuesta. Descubrì la forma de sonreir mientras camino por la calle cuando aùn es de noche para meterme en el subte e ir a trabajar. Este modo es el MP3. Gracias a este aparatejo que compila decenas de temas musicales suficientes para cambiarle el humor a Ghandi, cabe hasta entre medio de las tetas y en el tracto rectal si alguien intenta asaltarme.
Meses atràs la prioridad en mi vida era el discman, ¡Què gran aparato!, cuànta eficiencia. Las pilas, con una duraciòn no mayor a 3 horas y media, avisaban el momento previo a la caducaciòn alargando las voces de los CDs, hacièndolos sonar desde el màs allà en el momento clave en que uno piensa: "¿Es el disco o soy yo?". Y ahì està el pobre forro intentando dejar de escuchar el mismo CD 4 veces en la misma mañana. Tiene la mochila llena de cajitas de compactos e intenta de manera parabòlica, cambiar de parado el disco de adentro del discman, ponerlo en la cajita correcta sin rayarlo y sin tirarlo, (es original, viò?) y sin que el catinga que tengo parado al lado vea dònde lo estoy metiendo para màs tarde intentar robàrmelo.
El del MP3 sin embargo, se pasea casi con un aire altanero que hace sufrir a mucha gente, no solo a los portadores de CDs sino tambièn a otra generaciòn creada por Sprite, AIWA, vendedores de trenes y el barrio de Once: La Generaciòn Walkman.
Lo interesante de los portadores activos de esta reliquia, es el momento en que buscan una frecuencia perfecta mediante la ubicaciòn estratègica de su dedo ìndice en el orto y la antena apuntando a algùn lugar especial, sea el cielo o las bolas sudadas de un viejo llamado Osmar. El furor de estos aparatejos fue cuando Sprite alaborò una colecciòn cuyo lema era: "Es chiquito, pero vale 2 tapitas... què màs querìas hijo de una cabra?", la respuesta al lema simplemente serìa: Queremos que funcione màs de una tarde. Error. Jamàs sucederìa, ni por los siglos de los siglos, ni Amèn.
Entre las 3 generaciones podemos marcar un dato no menor, un hecho que puede llevar a la tragedia al humor mañanero. El Walkman lleva cassete, por ende, queda excluìdo de la comparaciòn, pero el Discman es el eje central. Cuando uno tiene el reproductor de CDs preparado para un viaje tiene dos opciones: llevarlo cual bandeja sobre la mano, como un anzuelo para ser arrebatado y su propietario terminar ahorcado o sin orejas, o, meterlo en la mochila sobre alguna campera o buzo, de manera que no se mueva ni suspire, que quede trancado para evitar finalmente que el disco rebote. Molestia molesta si las hay cuando el disco rebota, salta, se mueve, titila y no solo enerva las vajinas sino que implica una indignaciòn que matarìa cucarachas sin veneno.
Por eso y solo por eso, yo elijo el MP3, mi tecnologìa de confianza. Usted, ¿què va a elegir?
Pocos dìas atràs descubrì el modo de lograr un viaje mejor predispuesta. Descubrì la forma de sonreir mientras camino por la calle cuando aùn es de noche para meterme en el subte e ir a trabajar. Este modo es el MP3. Gracias a este aparatejo que compila decenas de temas musicales suficientes para cambiarle el humor a Ghandi, cabe hasta entre medio de las tetas y en el tracto rectal si alguien intenta asaltarme.
Meses atràs la prioridad en mi vida era el discman, ¡Què gran aparato!, cuànta eficiencia. Las pilas, con una duraciòn no mayor a 3 horas y media, avisaban el momento previo a la caducaciòn alargando las voces de los CDs, hacièndolos sonar desde el màs allà en el momento clave en que uno piensa: "¿Es el disco o soy yo?". Y ahì està el pobre forro intentando dejar de escuchar el mismo CD 4 veces en la misma mañana. Tiene la mochila llena de cajitas de compactos e intenta de manera parabòlica, cambiar de parado el disco de adentro del discman, ponerlo en la cajita correcta sin rayarlo y sin tirarlo, (es original, viò?) y sin que el catinga que tengo parado al lado vea dònde lo estoy metiendo para màs tarde intentar robàrmelo.
El del MP3 sin embargo, se pasea casi con un aire altanero que hace sufrir a mucha gente, no solo a los portadores de CDs sino tambièn a otra generaciòn creada por Sprite, AIWA, vendedores de trenes y el barrio de Once: La Generaciòn Walkman.
Lo interesante de los portadores activos de esta reliquia, es el momento en que buscan una frecuencia perfecta mediante la ubicaciòn estratègica de su dedo ìndice en el orto y la antena apuntando a algùn lugar especial, sea el cielo o las bolas sudadas de un viejo llamado Osmar. El furor de estos aparatejos fue cuando Sprite alaborò una colecciòn cuyo lema era: "Es chiquito, pero vale 2 tapitas... què màs querìas hijo de una cabra?", la respuesta al lema simplemente serìa: Queremos que funcione màs de una tarde. Error. Jamàs sucederìa, ni por los siglos de los siglos, ni Amèn.
Entre las 3 generaciones podemos marcar un dato no menor, un hecho que puede llevar a la tragedia al humor mañanero. El Walkman lleva cassete, por ende, queda excluìdo de la comparaciòn, pero el Discman es el eje central. Cuando uno tiene el reproductor de CDs preparado para un viaje tiene dos opciones: llevarlo cual bandeja sobre la mano, como un anzuelo para ser arrebatado y su propietario terminar ahorcado o sin orejas, o, meterlo en la mochila sobre alguna campera o buzo, de manera que no se mueva ni suspire, que quede trancado para evitar finalmente que el disco rebote. Molestia molesta si las hay cuando el disco rebota, salta, se mueve, titila y no solo enerva las vajinas sino que implica una indignaciòn que matarìa cucarachas sin veneno.
Por eso y solo por eso, yo elijo el MP3, mi tecnologìa de confianza. Usted, ¿què va a elegir?
jueves, marzo 15, 2007
"Mañanitas porteñas"
Dìas de lluvia, de nuevos momentos, de momentos cursi, de nuevos horizonetes, de campos y ciudades, de llantos vespertinos, de bolas infladas, de cansancio, de aureolas de chivo abajo de los cachetes del culo y de sudor tetal.
Buenos Aires me mostrò otros vientos campestres. Quien sigue este espacio desde hace un tiempo, bien sabrà que mi cuna materna es quilmeña y que los viajes en el 22 del sur hacia la capital me afectaron psicològicamente al punto de babear cataratas de saliva calentita de madrugada y vomitar en mochilas ajenas sin siquiera pedir permiso. "No hay que cantar victoria", dijo el destino y acto seguido, el muy hijo de prostitutas del Mar Ìndigo me consiguiò un trabajo en Martìnez.
Interesante por demàs es el viaje al fin del mundo, màs interesante es que haya un Unicenter en medio de la zona desèrtica donde los patos sobrevuelan los aires y cagan charcos de mierda que todos ven como algo naturalmente eròtico.
Semanas de adaptaciòn y bùsqueda de alternativas de transporte. Pensè en aviones, en combis, en comprar un auto... o dos, en vivir en el tren, en acampar bajo la Panamericana viviendo de la penetraciòn anal de los transehùntes, pero no. Nada de eso solucionò mi problema: Siempre tardo 1 hora y 15 en llegar a casa, haga lo que haga.
Optè entonces por una combinaciòn de medios en la que tengo la sensaciòn de tardar menos: Camino 4 cuadras con un petardo entre las tetas hasta el subte Linea D de Facultad de Medicina, bajo en Congreso de Tucumàn y me tomo el 60, colectivo veloz cual oveja obesa adicta a Mc Donalds. Lo curioso es el nombre de la parada en la que me bajo, creo que su nombre me sirve de catarsis, creo que es un mensaje de Jebùs que me dice que tengo razòn, que sì, es lejos... es.... "El Fondo de la Legua". De solo tocar el timbre para bajar ya se te frunce el ojete y el Supradyn de vitaminas de colores que tomaste a la mañana para sentirte poderosa ya quiere salir, pero por la vìa incorrecta.
Hoy fue un dìa especial. Me levantè chivada, me bañè y una sensaciòn màs allà de los gases me invadìa. Lleguè al subte y habìa demora. Me sentè a esperar mientras un caballero de pelada brillosa se quejaba con el diariero por la cantidad de gente que habìa en el andèn, se ve que al señor no le gustaba que le tocaran el pitito muchas jòvenes universitarias. Llegò el subte. Una estaciòn, otra estaciòn.... Olleros.
Repentinamente la luz se cortò interrumpiendo mi lectura facultativa. El miedo invadiò al vagòn, las viejas lloraban y pedìan a Santo Zapallo Relleno que abriera las puertas. Una vieja de uñas de pies largas como las de los perros bebès, solo que en los perros se ve tierno y en la vieja plenamente vomitivo, sucio y puntapiè a sentir el impulso de arrrancàrselas con los dientes, de a poco, degustàndolas, ponièndolas entre los dientes para sacarme la basura de comida como un escarbadientes humano.
Al salir de Olleros caì en la cuenta de que el 60 no pasaba por ahì, que debìa caminar hasta Juramento y justo en ese instante... comenzò a llover, definitivamente un rinoceronte de 6 porongas grandes como el enano muerto que iba se Susana me estaba meando desde temprano.
Caminè y caminè, me subì al bendito 60 y una hija de puta se puso a leer mi propio libro y tenìa el tupè de preguntarme cosas que no podìa comprender, por imbècil o extranjera. Mi ùnica pregunta hacia ella era còmo hacìa para caber en el asiento del colectivo con el culo paranormal escondido en una pollera blanca que traslucìa hasta los rastritos de mierda de la bombacha de ayer.
Sin màs ni menos lleguè a Fondo de la Legua, bajè feliz y arrivè al trabajo para dar por concluìda la mañana de este puto jueves.
Que viva la vida.
Buenos Aires me mostrò otros vientos campestres. Quien sigue este espacio desde hace un tiempo, bien sabrà que mi cuna materna es quilmeña y que los viajes en el 22 del sur hacia la capital me afectaron psicològicamente al punto de babear cataratas de saliva calentita de madrugada y vomitar en mochilas ajenas sin siquiera pedir permiso. "No hay que cantar victoria", dijo el destino y acto seguido, el muy hijo de prostitutas del Mar Ìndigo me consiguiò un trabajo en Martìnez.
Interesante por demàs es el viaje al fin del mundo, màs interesante es que haya un Unicenter en medio de la zona desèrtica donde los patos sobrevuelan los aires y cagan charcos de mierda que todos ven como algo naturalmente eròtico.
Semanas de adaptaciòn y bùsqueda de alternativas de transporte. Pensè en aviones, en combis, en comprar un auto... o dos, en vivir en el tren, en acampar bajo la Panamericana viviendo de la penetraciòn anal de los transehùntes, pero no. Nada de eso solucionò mi problema: Siempre tardo 1 hora y 15 en llegar a casa, haga lo que haga.
Optè entonces por una combinaciòn de medios en la que tengo la sensaciòn de tardar menos: Camino 4 cuadras con un petardo entre las tetas hasta el subte Linea D de Facultad de Medicina, bajo en Congreso de Tucumàn y me tomo el 60, colectivo veloz cual oveja obesa adicta a Mc Donalds. Lo curioso es el nombre de la parada en la que me bajo, creo que su nombre me sirve de catarsis, creo que es un mensaje de Jebùs que me dice que tengo razòn, que sì, es lejos... es.... "El Fondo de la Legua". De solo tocar el timbre para bajar ya se te frunce el ojete y el Supradyn de vitaminas de colores que tomaste a la mañana para sentirte poderosa ya quiere salir, pero por la vìa incorrecta.
Hoy fue un dìa especial. Me levantè chivada, me bañè y una sensaciòn màs allà de los gases me invadìa. Lleguè al subte y habìa demora. Me sentè a esperar mientras un caballero de pelada brillosa se quejaba con el diariero por la cantidad de gente que habìa en el andèn, se ve que al señor no le gustaba que le tocaran el pitito muchas jòvenes universitarias. Llegò el subte. Una estaciòn, otra estaciòn.... Olleros.
Repentinamente la luz se cortò interrumpiendo mi lectura facultativa. El miedo invadiò al vagòn, las viejas lloraban y pedìan a Santo Zapallo Relleno que abriera las puertas. Una vieja de uñas de pies largas como las de los perros bebès, solo que en los perros se ve tierno y en la vieja plenamente vomitivo, sucio y puntapiè a sentir el impulso de arrrancàrselas con los dientes, de a poco, degustàndolas, ponièndolas entre los dientes para sacarme la basura de comida como un escarbadientes humano.
Al salir de Olleros caì en la cuenta de que el 60 no pasaba por ahì, que debìa caminar hasta Juramento y justo en ese instante... comenzò a llover, definitivamente un rinoceronte de 6 porongas grandes como el enano muerto que iba se Susana me estaba meando desde temprano.
Caminè y caminè, me subì al bendito 60 y una hija de puta se puso a leer mi propio libro y tenìa el tupè de preguntarme cosas que no podìa comprender, por imbècil o extranjera. Mi ùnica pregunta hacia ella era còmo hacìa para caber en el asiento del colectivo con el culo paranormal escondido en una pollera blanca que traslucìa hasta los rastritos de mierda de la bombacha de ayer.
Sin màs ni menos lleguè a Fondo de la Legua, bajè feliz y arrivè al trabajo para dar por concluìda la mañana de este puto jueves.
Que viva la vida.
jueves, marzo 08, 2007
POR ABAJO
Y por el mundo vamos las miles de millones de mujeres fértiles y frígidas, esperando que algún macho nos emperne o nos regale una delicada flor para recordarnos hoy más que nunca como nos encanta que nos sobornen.
Damos vuelta bajo la lluvia siempre teniendo en claro que, como dice Sedal, hay Divas por toda la ciudad con los pelos rojos furiosos y el frizz que nos deforma los rulos y el maquillaje y le da un toque a la ropa elegida de cada día, un toque de frescura, de cosa erótica, de laverrap de chinos famélicos.
Hace días, caminando por la ciudad encontré un subsuelo conector de líneas de subtes que se posa casi escondido sobre Carlos Pellegrini. Las ganas de un pronto regreso a casa me empujaron por las lúgubres escaleras y casi por error, caí en una galería comercial desconocida como la Matriz.
Decenas de puestitos de temáticas intrascendentes como un “arregladordejuguetesdelañodelpedo”, una dama que vende carteras plenamente desagradables, pero que pintan de olor a cuero una zona que de otro modo olería a pedo de vieja comedora compulsiva de porotos en aceite y ajo, y más adentrados en la jungla bizarra, un local especial…
Fondo de paredes azules como el mar de Santa Teresita, un banco que a primera vista me pareció muy alto para una persona de estatura promedio, pero lo deje pasar, no sea cosa que me deschave como petiza y encima quede como el culo. En fin, un banco muy alto, largo, con varios espacios para varios culos de varios paseantes y muchos elementos útiles para ejercer la profesión de “lustra zapatos, botas, porongas animadas de personajes ilustres de Bolivia”. Hasta aquí, solo era gente que lustraba, pero que aun no había visto en plena actividad, en su más bello trabajar, hasta que de pronto, una cortina celeste, a tono con el color de las paredes, se abrió de par en par y de ahí salieron no uno, no dos, sino tres enanos lustradores.
Cuando digo enanos no me refiero a bichos verdes que uno ve al final de su vida, ni hablo de los entes a los que se culpa por la pérdida o desaparición de objetos que alguien tiró y no tiene los huevos para confesarlo. Hablo de gente enana, personas con un tamaño mas bajo que el promedio (la palabra del mes: promedio) y que de una manera evidentemente premeditada llegan PARADOS a lustrar los pies calzados de los seres que necesitan una franeleada con un liquido marrón sin que se les pare el pitito.
El shock eléctrico en la cachufla fue impresionante. Lejos de calentarme, los enanos trabajando me devolvieron a mi infancia con Blanca nieves, la bruja y el leñador, que no se bien por que apareció en mi recuerdo, será alguna fantasía de hombre peludo, sudado y con madera que desde pequeña aun sigue colándoseme en el corpiño.
Pero esto es solo un condimento, lo importante de este día es que la mujer recibirá flores, o chocolates o cualquier cosa que le garantice sexo o tocadita de bolas a las parejas estables. Felicito a las damas en su día, aprovechen a indisponerse que si hoy manchan la sabana nadie va a gritarles, sino que usarán el flujo escupido como loción facial o salsa para ñoquis.
Cierro con una frase que adquirí de mis conocimientos en un nuevo emprendimiento laboral: “El hombre es malo, pero la mujer es perversa”.
Feliz día mujeres
Damos vuelta bajo la lluvia siempre teniendo en claro que, como dice Sedal, hay Divas por toda la ciudad con los pelos rojos furiosos y el frizz que nos deforma los rulos y el maquillaje y le da un toque a la ropa elegida de cada día, un toque de frescura, de cosa erótica, de laverrap de chinos famélicos.
Hace días, caminando por la ciudad encontré un subsuelo conector de líneas de subtes que se posa casi escondido sobre Carlos Pellegrini. Las ganas de un pronto regreso a casa me empujaron por las lúgubres escaleras y casi por error, caí en una galería comercial desconocida como la Matriz.
Decenas de puestitos de temáticas intrascendentes como un “arregladordejuguetesdelañodelpedo”, una dama que vende carteras plenamente desagradables, pero que pintan de olor a cuero una zona que de otro modo olería a pedo de vieja comedora compulsiva de porotos en aceite y ajo, y más adentrados en la jungla bizarra, un local especial…
Fondo de paredes azules como el mar de Santa Teresita, un banco que a primera vista me pareció muy alto para una persona de estatura promedio, pero lo deje pasar, no sea cosa que me deschave como petiza y encima quede como el culo. En fin, un banco muy alto, largo, con varios espacios para varios culos de varios paseantes y muchos elementos útiles para ejercer la profesión de “lustra zapatos, botas, porongas animadas de personajes ilustres de Bolivia”. Hasta aquí, solo era gente que lustraba, pero que aun no había visto en plena actividad, en su más bello trabajar, hasta que de pronto, una cortina celeste, a tono con el color de las paredes, se abrió de par en par y de ahí salieron no uno, no dos, sino tres enanos lustradores.
Cuando digo enanos no me refiero a bichos verdes que uno ve al final de su vida, ni hablo de los entes a los que se culpa por la pérdida o desaparición de objetos que alguien tiró y no tiene los huevos para confesarlo. Hablo de gente enana, personas con un tamaño mas bajo que el promedio (la palabra del mes: promedio) y que de una manera evidentemente premeditada llegan PARADOS a lustrar los pies calzados de los seres que necesitan una franeleada con un liquido marrón sin que se les pare el pitito.
El shock eléctrico en la cachufla fue impresionante. Lejos de calentarme, los enanos trabajando me devolvieron a mi infancia con Blanca nieves, la bruja y el leñador, que no se bien por que apareció en mi recuerdo, será alguna fantasía de hombre peludo, sudado y con madera que desde pequeña aun sigue colándoseme en el corpiño.
Pero esto es solo un condimento, lo importante de este día es que la mujer recibirá flores, o chocolates o cualquier cosa que le garantice sexo o tocadita de bolas a las parejas estables. Felicito a las damas en su día, aprovechen a indisponerse que si hoy manchan la sabana nadie va a gritarles, sino que usarán el flujo escupido como loción facial o salsa para ñoquis.
Cierro con una frase que adquirí de mis conocimientos en un nuevo emprendimiento laboral: “El hombre es malo, pero la mujer es perversa”.
Feliz día mujeres
jueves, marzo 01, 2007
Pamela y Yo
Era una mañana como todas en ciudad Gótica hasta que un sorpresivo anuncio me dejó con cara de muñeca infalable y el alma destruída…
- Mel, mirá que me voy a comprar la Playboy de Pamela David
- ¿Y desde cuándo te gusta Pamela David?
- Ay, Mel, tiene las mejores tetas de Argentina…
Ofensa 1: Una tiene más que claro el hecho de no tener las ubres suaves y sedosas como calendario de papel vegetal de esta mujer, pero un novio tiene el deber y la responsabilidad de no recordarle a su pareja estable con la que convive, las trágicas realidades y así debe ocultar esos detalles que solo entornan la puerta de un futuro conflicto.
Como cada tarde al volver de trabajar, aquél día de Marzo del 2006 me dirigí al inodoro para ir de cuerpo (realmente mi Tío Charly está interesado en recibir cualquier teoría sobre el significado de esta expresión usada para cagar) y, como todos los mortales, necesitaba algo para leer, como si de esto dependiera la mejor liberación de mi tracto rectal. Agarré una revista que estaba dada vuelta y… ahí estaba ella. Mirándome desde una cama con acolchado rosa, acostada con sus piernas hacia arriba para que todos puedan apreciar sus atributos (como si hasta hoy nadie los hubiera notado)… Pamela David. Nombre de travesti si los hay. Pamela David estaba en mi baño viéndome cagar.
- Lucas, vos compraste la Playboy de la puta esa? - (taquicardia y voz entrecortada por la ira retenida en un pezón)
- Te dije que la iba a comprar…
- (Inicio de la crisis de nervios) - NOoOoO! Habíamos quedado que no porque a mi me hace mal tener esa revista en el baño!!!
- Ay Mel, dejate de joder… No entiendo qué carajo de molesta
Paso a explicar. Agitar el mono, exprimir el capuchón, zarandear el pirulo son cosas que realmente no me afectan. Dicen que la masturbación libera el estrés, bienvenida sea entonces. Tampoco es que me encantaría ver a la población manoseándose la entrepierna en el 124, pero cada uno es libre de descargar cuando le sea necesario, me adhiero y hasta colaboro de ser posible, pero el problema se extiende más allá de esto. El problema es la nacionalidad. Si la mujer con la que MI hombre está estimulándose es de otro país y se encuentra a más de un país de distancia al momento de la toqueteada, me es realmente indiferente y hasta estimulante, pero si la dama en cuestión es de mi misma nacionalidad, habla igual a mí y puede ser mi competencia directa si un día la vemos por la calle, ya todo se va a la mierda, me indigno y me sale humo de la cachufla.
- ¿En serio por eso te molesta? ¿Querés que la tire?
- (Decir que sí seria TAN fácil) No, ya la compraste a la yegua esa, la odio, te juro que la odio.
- La tiro, total ya la ví
- O sea que ya te tocaste… NO ME HABLES MAAAAAAAAAS
La ola de silencio duró un día entero. La revista de Pamela aún me mira desde el baño junto a varias más, pero todas extranjeras.
- Mel, mirá que me voy a comprar la Playboy de Pamela David
- ¿Y desde cuándo te gusta Pamela David?
- Ay, Mel, tiene las mejores tetas de Argentina…
Ofensa 1: Una tiene más que claro el hecho de no tener las ubres suaves y sedosas como calendario de papel vegetal de esta mujer, pero un novio tiene el deber y la responsabilidad de no recordarle a su pareja estable con la que convive, las trágicas realidades y así debe ocultar esos detalles que solo entornan la puerta de un futuro conflicto.
Como cada tarde al volver de trabajar, aquél día de Marzo del 2006 me dirigí al inodoro para ir de cuerpo (realmente mi Tío Charly está interesado en recibir cualquier teoría sobre el significado de esta expresión usada para cagar) y, como todos los mortales, necesitaba algo para leer, como si de esto dependiera la mejor liberación de mi tracto rectal. Agarré una revista que estaba dada vuelta y… ahí estaba ella. Mirándome desde una cama con acolchado rosa, acostada con sus piernas hacia arriba para que todos puedan apreciar sus atributos (como si hasta hoy nadie los hubiera notado)… Pamela David. Nombre de travesti si los hay. Pamela David estaba en mi baño viéndome cagar.
- Lucas, vos compraste la Playboy de la puta esa? - (taquicardia y voz entrecortada por la ira retenida en un pezón)
- Te dije que la iba a comprar…
- (Inicio de la crisis de nervios) - NOoOoO! Habíamos quedado que no porque a mi me hace mal tener esa revista en el baño!!!
- Ay Mel, dejate de joder… No entiendo qué carajo de molesta
Paso a explicar. Agitar el mono, exprimir el capuchón, zarandear el pirulo son cosas que realmente no me afectan. Dicen que la masturbación libera el estrés, bienvenida sea entonces. Tampoco es que me encantaría ver a la población manoseándose la entrepierna en el 124, pero cada uno es libre de descargar cuando le sea necesario, me adhiero y hasta colaboro de ser posible, pero el problema se extiende más allá de esto. El problema es la nacionalidad. Si la mujer con la que MI hombre está estimulándose es de otro país y se encuentra a más de un país de distancia al momento de la toqueteada, me es realmente indiferente y hasta estimulante, pero si la dama en cuestión es de mi misma nacionalidad, habla igual a mí y puede ser mi competencia directa si un día la vemos por la calle, ya todo se va a la mierda, me indigno y me sale humo de la cachufla.
- ¿En serio por eso te molesta? ¿Querés que la tire?
- (Decir que sí seria TAN fácil) No, ya la compraste a la yegua esa, la odio, te juro que la odio.
- La tiro, total ya la ví
- O sea que ya te tocaste… NO ME HABLES MAAAAAAAAAS
La ola de silencio duró un día entero. La revista de Pamela aún me mira desde el baño junto a varias más, pero todas extranjeras.
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