Paseando por Buenos Aires llegué a Aeroparque... o Ezeiza... o a un lugar desde donde salían aviones. Desde abajo ví irse a un amigo importante. Uno de esos amigos q uno quiere abotonados al pecho para siempre. Esos q simplemente están. Incondicionalmente. Londres esta bastante lejos para irse y volver. Por eso el se queda a vivir allí.... (es divertido autoconvencerse). Quizás lo extraño bastante. Es muy probable que llore unas horas cada 2 o 3 días y sienta que fuí una imbécil porque teniéndolo a 15 minutos de casa no era capaz de levantar el teléfono y escucharlo puteándome porque había hecho alguna boludez q el me había aconsejado no hacer.
Buenos Aires se hizo gris. Llueve esa lluvia seca en una noche más que pegajosa. Hace frío y no puedo quedarme dormida. Caminé todas las calles de la ciudad, ví las luces de la 9 de Julio titilando de viejas y a varios nenes durmiendo en la boca del subte o adentro de algún cajero automático. Recuerdo paseos, recuerdo charlas... gracias a Dios existe hoy internet.
Hay momentos en que el espacio de uno se siente extraño, ajeno. Es uno de esos momentos.
Hugo... mucha suerte.
4 comentarios:
Duele la nostalgia inútil del tiempo perdido, laberinto de relojes quietos, de agujas rotas, de horas muertas.
Duele el tiempo perdido, un lamento pendular repitiéndose miserable entre la ausencia y el olvido, hora tras hora minuto tras minuto, segundo tras segundo.
Pero ni siquiera todo ese dolor alcanza para matar nuestra última certeza: TODAVÍA ES NUESTRO EL TIEMPO QUE NOS QUEDA.
Que triste pero que lindo. Es muy parecido a lo que pensaba yo ayer a la tarde cuando cai en la cuenta de que debia estar despegando el avion rumbo a Londres.
Se siente raro, no?
sos muy...tiernadulcebonitapensanteprofunda y oscura cuando queres describir lo para el orto que te ponen algunas cosas asi de tristes
Cuanta identificacion!
Aca tambien se lo lloro mucho.
Se lo extrañana tambien
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