martes, junio 03, 2008

Confieso que he cedido

Si veía un capítulo más de Los Simpsons me iba a cortar las venas con el filo de mi Subtecard. El sábado estaba frío y tenía kilos de comida pre-soreteada depositados en la panza sin la mínima intención de digerirse y eliminarse. Mi caballero estaba acostado a mi lado, él manejaba el control remoto mientras escuchaba mis repetidas quejas que variaban entre “otra vez Los Simpsons no” y “esto ya lo vimos”… hasta que en un determinado momento, la situación no dio para más.

- Mel, tenés que aprender a jugar a la Play Station
- Sé jugar al de autos y al Mamme.
- Tenés que aprender a jugar al Winning Eleven.
- … es que tiene muchos botones

Parecía no tener opción. La teoría que mi pareja estable manejaba era que viviendo juntos, no era justo que yo, por un mero capricho e inutilidad para manejar varios botones de funciones específicas a la vez, lo privara a él de disfrutar de un juego que le da placer y en el que le falta práctica. Esto último, claro, por mi culpa.
De pronto, sin siquiera haber asentido aún, en la pantalla podía verse una especie de tutorial que era traducido en palabras simples y amigables por mi caballero DT. Casi sin darme cuenta ya tenía incorporado que el cuadrado servía para patear al arco, que el triángulo era para hacer pases largos, la X se usaba para hacer pases cortos y un botón que está como adelante del joystick, lo toco con el dedo índice y me sirve para que el tipito corra más rápido, aunque con algo de torpeza en sus movimientos (los jugadores comprenderán, las mujeres se sentirán afuera de esto). Un dato elemental fue saber que presionando el botón de la velocidad y la X, mi tipito corría solo e intentaría quitarle la pelota al adversario sin siquiera darme tiempo a haberme ofuscado por haber perdido el balón. El equipo que me tocaría comandar ahora era Brasil porque según mi técnico “es un equipo que juega bien aunque vos juegues mal”. Lo bueno es que ya tenía asumidos los resultados.
Cuando llegó el momento de poner todo en práctica, me di cuenta de cuál era exactamente la limitación de mi cerebro: no podía recordar qué botón hacía qué cosa en el momento que debía recordarlo. Por este motivo es que en muchas oportunidades mis jugadores se quedaban estáticos ante mi grito de “¿Por qué no cooooorreeeeeeennnn?”, y después reparaba que ni siquiera estaba presionando un solo simbolito.
Veinte minutos duraría la tortura. Adentrándonos en el minuto 4 ya me sentía más cómoda, aunque ubicar la pelota adentro del arco parecía una tarea de complicación sin precedentes. Me percaté de que por mucho que corriera, nunca lograba saber hacia dónde debía enviar un pase. Si bien en un inicio solo me preocupaba apretar la X en el exacto segundo en que mi jugador tomaba el balón, ahora quería ganar precisión, llegada, anotación. Por mucho que lo deseaba, el arco parecía estar en una plataforma de juego distinta a la que nunca lograba acercarme.
El partido terminó 0 a 0 y después ocurrió algo que mi hombre alado denominó “Gol de Oro” en donde tenía muy poco tiempo para meter un tanto y encima todos parecían más desesperados que en los minutos iniciales. Mis jugadores parecían vivos y hasta me dio culpa no poder darles la satisfacción del triunfo. Ahora vendrían los penales y yo iba a jugar por ellos, por el honor de los pobres muchachitos animados.
El primer penal fue de práctica. Después de eso, mi arquero atajó dos tantos lanzándose a los palos de manera magnífica gracias a mis precisas indicaciones. El contrario me atajó una bola, pero la otra lo penetró de manera violenta. Quedaban dos oportunidades, una para cada equipo. Mi tipito verde golpeaba los talones contra el césped pixelado y el arquero imagino que deseaba conocer los movimientos de mi joystick. Los nervios y la tensión iban en aumento. Elegí el segundo palo, apreté el cuadrado y GOLLLLLL. Ahora tenía que defender el triunfo. Le tocaba patear al adversario y el papel de arquero estaba en mis botones. Mi oponente se acomodó para entrarle con potencia, para golpearme virilmente en mi primera definición de un partido electrónico de la historia.…. Pero atajé. Atajé con seguridad. Atajé y gané. Vencí a mi maestro y me envicié. Creo que nunca en la historia de mi vida festejé un triunfo de Brasil. Lo bueno es que nunca es tarde.


El segundo partido lo perdí 4 a 0, pero realmente no viene al caso.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

jajajajajaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa, mel te adoro, extraño y adoro de nuevo.

Anónimo dijo...

ah, primero...otra vez

Anónimo dijo...

bien pequeña saltamontes!!!
bienvenida al mundo de los adictos postmodernos...

q no te quieran correr con lo de suerte de principiante para ofuscarte!!!

te adoro nena!
te imagino sacada en la cama y mas me lo imagino a lucas jaja indignado por momentos...

nos vemos

ESPEROOOOOOOOOOO

chau
puta

Desvest dijo...

Aguante el Winning loca!!! jajajaja bue, esperemos que sigas practicando y después arman torneitos con tu novio, el que pierde lava los platos o cosas así jajajaja
Un besote Meli!!!

Leonardo Ferri dijo...

Jamás jugué con la Playstation.
Estoy orgulloso de mi aburrimiento.

La Tigresa Márquez dijo...

Yo juego al Pro Evolution Soccer, que es la versión para PC. No tengo Play Station y dudo que algún día la tenga.

Besos

Santi dijo...

Es adictivo ese juego!! yo tuve que dejar de ir a lo de un amigo para no volverme fanático...

Igual lo tengo en la pc:P


saludos

ChaPa ((( 22 ))) dijo...

Hola... La primera vez que entro a tu blog... Muy bueno, me gusto el comentario menos la parte de Los Simpsons... Los amo... Jajaj... Bueno, ¿Podemos tenerte en nuestros amigos? Pasate y contestanos...

Saludos...


ChaPa ((( 22 )))

Her Tololo dijo...

"Suerte de principiante" seguro lo dijo y es lo que dicen todos los malos perdedores.
Felicitaciones por el triunfo.

Anónimo dijo...

un gancia batido con limon
no es lo mismo
sin tu carcajada por detras pero no por lo bajo

te quiero

Anónimo dijo...

Excepcional! Me gustó enormemente porque tu forma de escribir es muy buena, es "enganchante", "florida"... y porque no me puedo anticipar a tu siguiente giro!

Te comento que este relato fue casi lo primero que leí de tu blog. Y ya me estoy leyendo las restantes!

Las historias escatológicas son un soberbio asco, pero las escribìs tan bien que a pesar del tal asco me termino riendo :)

Sos una grande!

Besos!

Anónimo dijo...

porq esto aparece como lo ultimo???

mmm hay problemas

te amo
hagamos algo el finde
se me re pincho la clandestina