El viejo se tambaleaba
dibujando un eterno berrinche del Chavo con sus piernas y brazos,
un pichón de pato,
un mal bailarín robótico.
Triste.
Las piernas se le enroscaron como cables anudados,
el torso desnucado hacia el frente
doblado como una tostadora
(la bolsa de los mandados seguía atrapada a su brazo izquierdo)
Tambaleó intensamente, babeaba…
El suelo y su cara se conocieron de pronto.
Chichón rosa.
El viejo convulsionaba
se estrujaba en el suelo,
se hacía bolita y volvía a extenderse
como una píldora de esponja en aguas histéricas.
Sostenía su pecho con el brazo sin bolsa
nadie sostenía sus lentes,
le goteaban por la nariz
rotos.
Mis auriculares cantaban My Sweet Lord
compás feliz con presagio funesto,
la combinación perfecta para un adiós memorable.
El 60 no se detuvo, era la hora pico.
Nadie se detuvo. Zombis rutinarios.
Murió solo;
babeando;
abrazado por sus propios brazos.
Por fin el berrinche había cesado.
“Really want to see you, lord
Really want to see you, lord
But it takes so long, my lord
Hallelujah”
10 comentarios:
siempre es bueno volverte a leer..
beso...
muy impresionante
muy impresionante como a todo el mundo le chupa un huevo el de al lado
te amo
q horror mel. es terrible.
...
hoy no se q mas decir.
beso
triste.
murio entre un monton de gente y sin embargo estaba solo!
no me acostumbro a la muerte,y eso que tengo varios...
Un pobre y anónimo más...
Triste y actual.
Muy visual, triste, real y sobre todo muy Capital Federal tu poesía...
Te sigo visitando.
beso
Adria.-
Good morning Buenos Aires!
Lindo volantazo pegaste con este post... muy muy lindo.
muy bueno!!
bueno, parece que me leíste la mente, precisamente de cagarse en todo habla lo que viene en el Mundo Mostro querida saltamontes...
vamo' o no vamo' a Mötley Crüe?? Ya compre la entrada!
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