martes, julio 31, 2007

Juguemos

Un gran juego para gente especial:

Reglas:

1. Cada jugador cuenta 8 confesiones de sí mismo
2. Además de las 8 cosas, tiene que escribir en su blog las reglas.
3. Por último tiene que seleccionar a otras (8) personas y escribir sus nombres/blog.
4. Por supuesto, no hay que olvidar dejarles un comentario - que han sido seleccionadas para este juego

Mis confesiones:

1-Después de mi primer cago de la mañana, el baño del laburo queda deshabilitado
2-Me cabe sacarme los mocos, hacerlos bolita y frotármelos por el cuerpo
3-Era de Boca hasta que me vendí por un novio y ahora soy de River
4-Firmo como “Porteña”, pero aún tengo ciudadanía quilmeña
5-Soy adicta a los tests de www.minutouno.com, el horóscopo, la astrología y cualquier cosa que me diga algo bonito con palabras inspiradoras
6-Soy fanática de Antonio Birabent
7-Mi cara aparece en un video de Kapanga llamado “Cecator el Borracho”
8-La Playboy de Pamela, sigue en mi baño

Le paso la pelota del alpedismo a:

Los Isleros
Huecos Arriba
Crónicas del Planeta Argentino

lunes, julio 30, 2007

Oda a las vacaciones

Pululan como el pus más verde de las ampollas más dolorosas
giran y corren sin rumbo como la mierda en el inodoro
(Blanda, olorosa, pegajosa, con pedazos de choclo)
Ensucian, comen, demandan
… se aburren.
El cine es como una eterna concha de quintillizos,
el shopping un caldo sabor a pañal,
a chivo,
a caspa,
a Mc donald´s vomitado,
a Sugus de limón.
Las plazas ya no exhiben sexo:
Ellos están,
ellos se van y (de nuevo)
… Se aburren
Los padres se inventan hobbies
Las madres tienen huevos venosos, sangrantes
La paciencia se agota, desagota,
(“acogotar pendejos es sano”, grita un viejo que se corta las venas)
Las opciones se esfuman,
se consumen,
la pobreza invade,
los disfraces se chivan y la purpurina me llena las bolas.
Ellos… se aburren
Malditas las vacaciones y maldito el invierno.
¿Cómo se reproducen
si ni siquiera pueden menstruar?
No deletrean la palabra tampón,
Menos conocen una erección…
A Buenos Aires le sobran pendejos,
La culpa la tiene la Salomón
(por puta)

miércoles, julio 25, 2007

La bolsa perdida

Entré al subte y busqué un lugar. No había mucho espacio entre un Papá Noel que leía el diario con anteojos rayados y una vieja concheta que parecía maquillarse con algo parecido a un polvo rosado que la hacía verse muy similar a la concha rejuvenecida de la Pradón.
Me senté sin apoyar la espalda para no molestar a los viejos inmutables y porque realmente no me entraba el ojete en el mini espacio que ellos se encargaban de dejarme. Miré de reojo alguna noticia del hombre de la barba blanca y la panza redonda y me percaté de la cantidad de bolsos, carteras y huevadas que llevaba. Todas tenían un hilo que las rodeaba, todas menos el maletín que Santa llevaba en la mano. Era viejo, estaba descascarado y se le olía la naftalina hasta por el agujero de la axila. Adentro del maletín tenía más bolsas, (hecho que aún no comprendo) y una billetera. Quizás pensó que al robarle le pedirían que abra el maletín en lugar de entregarlo completo. En fin.
El viejo tardó poco en aburrirme visualmente y reparé inmediatamente en una bolsa que estaba debajo de su culo pesado y grande. Abajo del asiento, en el piso. Blanca, como con facturas adentro envueltas en papel. Las posibilidades comenzaron a abundar: podía ser una bomba ubicada estratégicamente por alguien que odia la línea D, o el culo del viejo, o a mí. Me imaginé volando por Cabildo sin la tarjeta de MAPFRE que nunca recuperé después del último robo…
La cuestión es que el viejo se bajó de pronto y dejó la bolsa abajo del asiento. Comencé a mirarla, a tratar de desenmascarar su interior sin agarrarla y explotar en el intento. La vieja ubicada a mi derecha también la miraba con detenimiento. Me molestaba su interés en mi bolsa, me enervaban sus ojos girando alrededor del paquete blanco al igual que los míos, odiaba a esa mujer, la quería fuera, hasta que comenzó a molestarme a otro nivel, un peor nivel.
Dueña de un pelo producto de algún producto, ésta bella señora notó que en las mangas de su tapado había pelusas, tiernos y delicados guascasos de polvo blanco en bolitas que se pegoteaban de una manga a la otra sin pedir permiso. Ante la situación, la dama de muchos años comenzó a sacudirse compulsivamente como si tuviera sífilis de muñecas o peor, sarna contagiosa, sangrante y pusulenta. Las pelusas se desprendían al aire y el viento las llevaba, una tras otra, una tras otra, a mí, que evitaba tragármelas para no morir ahogada en el subte, qué papelón dios mío, babeando y gediendo con una pelusa de mierda en la garganta, qué muerte más absurda. Una de ellas se coló en mi pelo, me desarmó un rulo y desalineó el flequillo. Estaba a punto de entrar en ebullición cuando la dama muy puta se paró y me golpeó con la bufanda en el medio de la cara, como una trompa de elefante inoperante o un brazo muerto de Scioli, casi como si yo no existiera en su asiento contiguo, como si fuera un fantasma.
El odio y la violencia volvieron a hospedarse en mi entrepierna, calentitos y arropados. La ira abasallante miró a la vieja desde las alturas, estática, maquillada, con bufanda y sin pelusas. Sus ojos me encontraron y nos miramos unos instantes. Su parada y mi parada eran la misma. Nuestros caminos estarían unidos hasta salir de la escalera mecánica, pero aún no emergíamos del subte y ella parecía poseída, con la mirada frenética, esa que caracteriza a una competencia desleal que está por desenlazarse, las manos histéricas, las piernas inquietas... todo por una bolsa solitaria y abandonada.
Cuando se paró en medio del vagón, temí lo peor. Instantáneamente me paré, ella caminó unos pasos haciéndose la distraída, la que nada le importaba, ni la pelusa, ni la agresión bufandal, nada. Sorpresivamente, al abrirse las puertas del subte en Juramento, me dejó pasar antes que ella, por un momento la quise, te tomé afecto, la miré con amor y queriendo que sea mi abuela, mi abuelita llena de polvo, pelusas tiernas y tapados caros…, Pero de repente la tricionera viejecita se acercó al asiento del viejo, se agachó con dolor y dejando ver un semipañal en su orto, tomó con las dos manos a la bolsa blanca, la de la posible bomba o la de las facturas, salió corriendo y me sonrió. En la escalera mecánica nunca me sentí tan insultada.

PD: Éste posteo es el número 100. Festejemos con té de frutilla.

jueves, julio 19, 2007

A domicilio

Sin pensarlo, sin quererlo realmente, sin necesidad de hacerlo y mucho menos de mantenerlo, me encontré con mi cara cubierta de un flequillo extrañamente adorable.
Durante meses, años, mi vida había circulado con la frente en alto y libre de todo bello, hasta que un viaje en crisis a la casa de mi madre, sumado al turno a domicilio que ella tenía con la peluquera, hicieron de mi tarde algo espléndido.

-Che, apelo a tu consejo profesional: ¿Me quedará bien el flequillo?
-Y, lo mejor sería probar.

Tomó un secador, un cepillo y comenzó a hurgar entre caspa y mugre arropada entre mi cuero cabelludo. De pronto ZAS!. La tijera cortó y ahí estaba yo, ya sintiéndome diferente, más expuesta, menos alta, más raya al medio, más… más menos yo, pero a la vez mejor, más perra, más caballa, más atún por favor.
Tener flequillo, he descubierto, es una cosa terrible. No solo porque uno empieza a estar más grasoso, sino porque TODA esa grasa frental ahora va a ser parte del flequillo. Ahora sí que cuando haga calor se va a notar en la cara, ahora sí que voy a toquetearme esas mechas parejas para encontrarles la forma en una lucha de por vida que nunca terminará. Odio la grasitud.
Si las consecuencias de un nuevo corte de cabello afectaran solo con grasa, creo que podría soportarlo, pero no. He desarrollado en los últimos días un nuevo tick nervioso. Ahora no solo me como los dedos, las uñas y me paso la lengua fuerte por los dientes de abajo, sino que también muevo la cabeza como en un NO compulsivo, haciéndole más simple al puto fleco ubicarse en una posición cómoda y sin engrasarlo. Claro que ahora se engrasa y encima muevo la cabeza. Si me vieran por la calle queridos paseantes creerían que soy un ente salido del útero de Silvia Suller en fusión con el mago Black. Dios. Qué injusticia.
La revolución post fleco afectó hasta a mis mañanas. Ahora debo levantarme 10 minutos antes para cepillarme con una pija de chancho, esperar el tiempo prudencial para prender la planchita y pasármela sin quemarme la frente, el pelo ni los muebles donde la apoyo. Cada noche ahora debo bañarme porque sino la grasa de esas mechas reviradas por un remolino sería más visible que si saliera en tetas a caminar por Retiro.
Todo cambia, todo se transforma. Los cambios son necesarios. Prendámosle una vela al perro muerto de Susana.

martes, julio 17, 2007

Viajemos por los amigos


Cuando uno pasea por Buenos Aires y encuentra algo fácil, básico y motivante, tiene que contarlo. Al hacerlo cabe la posibilidad de que la competencia aumente, pero la bondad interna me abasalla, me completa y me hace vomitarles lo siguiente:
Por el Día del Amigo, GOL armó un concurso para fabricar un avión. Yo ya me veía armando piezas como una pelotuda, comprando revistas por años hasta tener almado un bicho de plástico inservible, pero NO. El concurso "Un avión GOL de Amigos" te invita a crear un avioncete virtual, ponerle gente amiga arriba en un par de clicks y participar para que todos se vayan de joda plena a Río di Janeiro a broncearse y llenarse el calzón de arena para pasparse bien las bolas.
En fin, solo hay que registrarse y esperar a ganar.
Les dejo el link: "Un avión GOL de amigos"
Viva la Internesss.

lunes, julio 16, 2007

Sábado para el olvido

El sábado no estaba siendo un buen día. Mi último paso por la bañadera había sido el jueves, por lo que podía observarse una capa grasosa y brillante sobre mi habitual jopo. La semana premenstrual estaba en su máximo esplendor y lo mejor que se me ocurrió fue pedirle a mi caballero romántico que me pusiera a llenar la bañadera. Me la llenó hasta el tope y le puso espumita blanca que rebalsaba por encima de los bordes y se desprendía al piso.
Puse un pie, puse otro pie, puse el culo y se apagó el calefón, así sin más. Sin preguntar, sin siquiera darme la chance de juntar un puto vasito con agua tibia para desenjabonarme las tetas. Quedé ahí, desesperada y sensible, me puse a llorar, los gritos me invadieron y los ojos sin delineador se me desorbitaron haciendome parecer a Anabel Cherubito pariendo un oso polar con joroba.
Tomé una toalla, grité dentro de ella. El sonido desapareció con la espuma, la tarde recién comenzaba y necesitaba cambiar de aire.
Decidí visitar a la familia, bajé al subte, me senté en un banco y noté la presencia de un gordito de pelo rubio y enterito rojo que tenía muchas bolsas y me miraba por alguna razón que pronto él mismo me develaría:
- Flaca (me dijo con los ojos enrojecidos y la voz quebrada como la pija de Carlitos Nair) Tengo que decirte algo... si no te lo digo me voy a sentir muy mal.
- (Yo, que estaba leyendo fotocopias sobre Turquía, la inmigración y la conchadelfinaldelcuatrimestre, lo miré asustada, esperando que pelara la pija y me dijera: Ella quiere que te cases con sus bolas, pero no) - Decime, ¿qué pasó?
- Hay... una chica... flaquita, morochita... es de tu facultad: Ella quiere hacerte daño. Si ves un coche, correte!!!! -
Luego de eso, mi rubio psiquico, mi hombre de la bolsa del futuro, mi héroe enmascarado, el hombre que me hizo tener el día más garomposo del mundo, se levantó, sonrió liviano, esbozó un "cuidate" y se fue.
Hoy, siendo lunes, la paranoia por los autos no me abandona y la imagen del enterito me persigue en mis peores sueños.

viernes, julio 13, 2007

Novedades

Estimados Paseantes,

Gracias a ustedes, a aquellos que llegan al blog luego de tipear alguna frase pornográfica que sin éxito los lleva a esta página donde quedan sin paja, pero con una sonrisa caliente y babosa en el rostro, a los que siguieron órdenes de mails pedorros o cadenas reenviadas del reenviado reenvío de un mail enviado, a la vieja hija de puta que me crucé en el banco hoy, a Cristina K y a Cris Morena... Gracias a todos ellos estamos hoy entre los 40 finalistas del Concurso de Blogs de Intel, acomodados con la cachufla plácida entre los Mejores 10 de la categoría "Música y Entretenimientos".
Gracias por sus clicks. Ahora falta eliminar a la competencia.

Mel

http://www.corelifeblog.com/?p=125

jueves, julio 12, 2007

Enemigo cercano

Mis días comienzan muy temprano. Generalmente puedo darme el lujo de retozar cual vaca recién ordeñada hasta las 6 y 22 de la mañana, momento en el que mi celular grita una canción similar a "pam parabarabapam pam" y la repite incansablemente agregando sonidos estruendosos para que el somnoliento cerebro los capte instantáneamente y se levante con destino al baño para largar la primer meada del día, la olorosa, la amarilla y limpiarme después las paletas de olor a noche.
Desde el domingo hay algo que entorpece este proceso rutinario, lo arruina por completo originando un inevitable DIA DE MIERDA del que no podré escapar ni usando el culo de Nazarena Vélez como transporte público: un vecino de mierda.
Solo sé que a las 5:40 comienza un frenético TANTANTANTANTANTANTANTANTAN desprendido de su alarma despertadora que atraviesa su ventana, el aire, el edificio, mi ventana y llega a mis sensibles oídos presos de la furia.
El problema no solo es que el muy hijo de mujeres sin concha no apaga su despertador, sino que llega un punto en el que yo ya no puedo pensar más en ovejas que saltan y escucho incansablemente los sonidos TANtaneantes como si salieran de mi cerebro, de mi apéndice, del centro de mi ombligo manchado de pus que ya para esta altura baila el compás de la alarma como si fuera parte de su vida.
Esta mañana la violencia hizo nido en mi estómago. Sentí ganas de clavarle una sombrilla de Quilmes en la frente y untarle el agujerito del ano con ají putaparió. Quise descubrir su identidad en la oscura mañana y extirparle las pelotas, pero en lugar de todo eso, me levanté, hice mi primer pis de la mañana y llegué al trabajo una hora y media antes de lo que debía.
Gracias vecino, ojalá nunca te encuentre.

martes, julio 10, 2007

Pura y Santa

Por primera vez en mucho tiempo, hoy supe en carne propia lo que sufrieron los de VIVEN. Realmente qué molesto es sentir los pies entumecidos, sentir que el café no sirve de nada, ni la sopa, ni el chocolate. Qué feo es el momento en que las colchas ya no abrigan, solo pesan haciendo de tus tobillos una masa intangible de articulaciones sin uso. Feo el minuto en el que tenés que responder un mensaje de texto mientras caminás a la intemperie y las uñas parecen desprenderse del dedo, el dedo parece desprenderse de la mano y la mano podría ser comida por una jauría de travestis sin necesidad alguna de mostrar dolor.
Ayer nevó después de 89 años. La gente feliz se olvidó del frío, los linyeras armaban muñecos deformes, madres e hijos miraban por la ventana esperando ver a Papá Noel llegar antes, comerse un budín de pan y festejar con el notero de Telenoche que parecía la persona más alegre y sensibilizada de todas a la hora de mostrar el barro blanco.
Hasta Jorge Rial cubrió la lluvia de semen en la Argentina con cámaras estratégicas en las alturas de la pálida Genral Paz.
Yo intenté sentir algarabía, cosquilleo de romanticismo y ganas de salir a juguetear cual chihuahua borracho, pero no. Nada pasó. Me pellizqué, me dije a mi misma que "era nieve! iupi! iupi!!", pero nada. Ni un milímetro de mi ser se mostró cálido a la novedad. Sentí por un momento que no merecía ser parte del fenómeno, debía recluírme sin más en mi habitación y demostrar lo poco que me importaba la nevada mirando programas de playa y mar, calor y Baywatch. Lo hice, pero algo muy adentro no pudo evitarlo y me paré cada dos horas a mirar por el balcón a contemplar cómo el agua nieve (la palabra nueva del mes), se derretía penosa antes de llegar al piso, amagando a los caminantes a los que solo les faltaba corear "Oooleeeeee" con cada copo del demonio que desaparecía.
Gente juntando nieve de los autos, de las rejas, de las veredas escupidas, vomitadas y cagadas tras el feriado dicharachero. Hemos visto cantantes corear temas del mundial bajo la helada lluvia, hombres y mujeres vestidos para la ocasión con gorros rusos, tapados ridículos y cubeteras listas para la acción. Hemos visto de todo.
Es nieve señora, tírele azúcar y cómala con helado y si usted, señor, niño, bebé al que llevan sin consultarle qué carajo le importa cagarse de frío para sacarse una foto para la posteridad, si a todos ustedes les importa tan poco la novedosanieve como saber cuántas veces fue rejuvenecida la concha de la Pradón, únase a mi grupo selecto de gente mala onda, comandado indiscutiblemente por el PELOTUDO del Chavo Fux.
Amén.

miércoles, julio 04, 2007

Parecidos que matan

Paseando por Buenos Aires con mi MP4 y mi sweater de calaveritas llegué al Correo central, me paré en sus paradas plagadas de palomas gordas y morrudas como si practicaran jockey sobre mierda desde su nacimiento, y aguardé a que llegara el aclamado transporte quilmeño, el 159: 1x Mitre.
Era la primera en la fila, por lo cual me auguraba indefectiblemente un lugar copado en el bondi. Uno siempre que piensa eso, termina sentado en esos asientos sobre la rueda, o del lado que pega el sol en pleno verano o debajo de una ventanilla de esas que se abren a medida que el bondi anda. Esas que se abren de a poquito y vos cerrás. Vuelve a abrirse y volvés a cerrar. Pero ya, a la tercera vez, se te caga todo el colectivo de risa, te resignás y disfrutás la vida, el frío y la concha de la gorda que se sentó en el asiento que ahora deseás.
En fin, me subí al colectivo. Me senté en un buen lugar, al fondo, al lado de la ventana. Claro está que ese es el lugar elegido por los nodadoresdeasientosaviejasniembarazadas. Escuchaba temas felices, llenos de algarabía y movimiento para despertarme luego de una noche agitada hasta que de pronto un grupo de chicas subió.
Primero se quedaron paradas agarrando el palo del timbre que no funcionaba, lo que consistió en el primer tema de charla entre las adolescentes. Jugaban a mirar al colectivero por el espejo, amagando necesitar bajar para que el conductor cayera, todos perdiéramos tiempo y ellas disfrutaran de los surcos en sus entrepiernas mientras seguían rascándose sus respectivas cuchufletas plagadas de tiempo libre.
Por más que recé, imploré al popular San Expedito y a Chicle Gelblum, un lugar se liberó a mi izquierda y una de las chicuelas se sentó a mi lado. Era gorda, de piel tostada, tostadísima, que contrastaba con unas manchas extrañas con cara de herpes que se le hacían en los cachetes redondos.
Noté que ella tenía el pelo sucio. Se olía algo mezclado entre aceite usado más de 3 veces y palitos de la selva. Tenía una mochila sin cierre, lo cual no comprendí y me demostró que ya no estoy a la onda. Decenas de miles de pins de My Chemycal Romance decoraban su cuerpo, sus remeras, su mochila y hasta su campera negra.
De pronto ví algo en su pelo. Algo plástico que se asomaba tímidamente por entre la grasa acumulada: un sticker. Un sticker de Fiona, la novia de Shreck.
El parecido físico entre ambas era sorprendente. Entre en un shock por Shreck, su novia, la chica y un dilema interno me avasalló: ¿Debía decirle a la gorda que tenía un sticker en el pelo o debía dejar que el mundo de curiosos y observadores notara el parecido y sonriera cómplice?
Los minutos pasaron y dos damas maquilladas a niveles extremos aparecieron en escena. No parecían amigas de Fiona, pero le hablaban y ella era feliz como nunca. Yo disfrutaba de verlas gesticular hasta que sucedió lo inesperado. Un complot de amigas, una unión de superhéroes, una jugada maestra: Una a una comenzaron a sacarse las camperas y remeras y muy lentamente se fue viendo una camisa blanca, una manga larga, otra manga larga, mucha blancura digna de auspicio de jabón en polvo y el logo tan esperado: Fiona era boy scout. Y lo más importante: Iba a un campamento.
Su parada llegó. Fiona y sus amigas bajaron. El sticker la siguió implacable y escondido con una misión clara: que el parecido no muriera con el pegamento.