miércoles, septiembre 05, 2007

El Vestido II

Y salí, sin chistar. El casamiento era mañana. Pedí ayuda a una segunda mirada femenina que me asesorara en las escasas 3 horas que distanciaban hasta las 22, momento en el que el shopping cerraría sus puertas y yo, sin vestido lloraría sobre un linyera en plena calle Corrientes.
A las 19.30 salimos rumbo al Abasto, con la tarjeta de débito suspendida en un orgasmo dentro de mi bolsillo.
Los locales varios llenos de hembras con pelo alaciado me esperaban con cara de porquevenisahoraqueestamoscerrando y yo, sin importarme, avanzaba entre los percheros comiendo vestidos cual polilla adicta y una vez tras otra, me desilusionaba, lloraba y volvía a avanzar, galopante, chivada, sin delineador.
Llegamos de pronto a Zara, un local de señoras bien que cumple todos los requisitos de fiesta: vende zapatos, vende abrigos y vende vestidos. Comencé a seleccionar y a arrojar en un guardarropa con espejo y luz amarilla, esa que hace ver mejor los bigotes y las estrías, ni hablar de la celulitis, Jebús nos libre.
Mis opciones iniciales de Zara fueron: un vestido de mangas anchas, escote, algo corto y negro. Otro vestido de iguales características, pero con muchos colores tornasolados que por alguna extraña razón dejaba ver mis cachetes culísticos con cada paso acelerado y otro vestido, naranja, de verano que daba ganas de frotarme los pezones con una valerina seca.
Volví a salir, triste por no haber encontrado esa opción que me volviera loca. Las mujeres sabrán que para ir vestida a medio pelo, no voy vestida, voy en tanga y causo sensación, vómitos y otras cosas. Sinceramente, quería moverle el piso a la novia, quería ser más que ella, pese a pertenecer ahora a la misma familia que yo.
De todos los locales del Abasto, tan solo 2 no ofrecían vestidos con mostacillas, pelotitas de colores pegadas sin sentido a lo largo y a lo ancho, lentejuelas o alguna combinación de texturas tipo felpa y gabardina que era chocante al tacto, a la vista y al buen gusto.
Encontré un local más que tenía mucho color rosa. Nos atendió una dama que parecía vivir en el Planeta de las Vendedoras Infelices, en donde tu trabajo apesta tanto que no tenés ni siquiera reparo de insultar a tu jefa mientras ella está a tu lado: “Lo pueden creer, me quise ir un fin de semana a Bariloche, a esquiar, a comer pingüinos y no pude salir porque ACA NO ME DEJARON”, levantó la voz. A toda esta cháchara, yo estaba en tetas, intentando ponerme un vestido color CORAL de tiras cruzadas que pusiera como lo pusiera, siempre me dejaba una pocha afuera. Creo que no lo compré por el miedo que me daba no poder ponérmelo el día del casorio.
Siendo ya las 21 y 45, tenía que decidirme. Me senté con Sam en el medio del Abasto, en un banco de madera. Noté cuánto me dolían las piernas. Evaluamos las opciones y Sam recordó que uno de los vestidos de Zara, el negro, ella lo había visto en el cuerpo de otra perra, pero en color azul eléctrico. “Qué bien me queda ese azul”, pensé. Tenía que tenerlo. Entramos a Zara nuevamente, ya pensaban que teníamos problemas de adicción al local de viejas, entré al probador buscando a la yegua o al vestido colgado solo en el perchero de los probadores. No estaba. Lloré en tetas y en soledad hasta que de pronto: “Mel, lo tengo”, dijo Sam. Me lo probé y fue amor a primera vista. Era mi vestido.
Lo que faltaba ahora eran detalles: los zapatos, el corpiño, el abrigo, el pelo y el maquillaje, pero el vestido ya estaba. Qué alivio.


Continuará…

11 comentarios:

Anónimo dijo...

jaaaaaaaaa
cuando volvimos y te dije yo lo voy a buscar, te juroq fui con toda la furia. si no estaba pateaba todo el local a la mierda. menos mal q fue al toq
estabamos por colapsar, las dos
jaja

besoooooooo

Anónimo dijo...

nooo q suerte!!! y encima la historia sigue.. alto trajín el tuyo!!!
= por ahora me quedo contenta que tengo una dosis de complicadaehisterica para unos días más hasta que me empiece a inquietar otra vez...

un beso..

Anónimo dijo...

pierdo el interes con las cosas muy largas, te adoro pero es cierto.

Martín dijo...

Ustedes las mujeres son muy raras para comprar ropa, y no me gustaría ser el sujeto que las atienda. Más allá de eso, que seas felíz con tu maldito vestido...

chauchaaa

Unknown dijo...

Y lo peor de lo peor es cuando nos emperramos con una idea de vestido que existe solo en nuestra imaginación, y la desilusión de darnos cuenta de esto y de que nos tenemos que conformar con la mierda que nos ofrece ESE shopping o ESE centro comercial en el que ponemos toda nuestra fe.
Me alegro que hayas sentido esa sensación de amor a primera vista... la verdad te lo merecías después de tanto sufrimiento.
Ya estoy esperando la tercera parte!!!

Leonardo Ferri dijo...

Todo esto te pasa por no leer la columna de Valeria Mazza en Viva. Si lo hubieras hecho y seguido sus consejos, te ahorrabas un disgusto.

Anónimo dijo...

sos una idola loca, break en la oficina = compolicadaehisterica

besoo

Santi dijo...

Muy loco todo!



besos!

Anónimo dijo...

zarpado

Anónimo dijo...

creo q es un buen momento para 'el vestido III' ya me estoy desesperando... =O

La Tigresa Márquez dijo...

Y bue, eso pasa... pero hay que tratar de no dejar esas cosas para última hora!!
Besos