martes, mayo 06, 2008

Pequeño y memorable

Todos usaban anillos y pulseras de colores y collares y huevadas, pero yo era bastante machona. No me gustaba tener la vulnerabilidad de las mujeres, quizás el divorcio de mis padres logró ese extraño efecto en mí. Creía que con actitudes de varón al final de cuentas las cosas me iban a doler menos.
Un día caminaba con mi mamá por la calle y desde la vereda de en frente vi en una vidriera cómo brillaba algo que parecía un anillo. Cruzamos para verificarlo, yo llevaba dos pesos en el bolsillo, lo justo para zafar, un hábito que no puedo cambiar hasta el día de hoy. En ese momento tenía 12 años.
Me acerqué, lo miré y le faltaba mi nombre grabado encima: era perfecto para mi dedo, el de al lado del fuck you, que nunca supe ni sabré cómo carajo se llama. En fin, ahí estábamos los 4: el anillo, mi madre, la vendedora y yo.
Era de un poco menos de un centímetro de alto y tenía unas olas que lo circulaban de manera muy cursi, pero de alguna forma tierna que todavía no sé explicar. Mar de Ajó era casi mi segundo hogar, ahí tenía un muchacho que me gustaba, que después se dejó un bigote tipo nutria que me sacó el amor de los intestinos en un santiamén, y me sentía conectada por todo esto con el pequeño circulito hueco. La verdad es que lo quería, pero tenía solo dos pesos.
Mi mamá lo agarró entonces y lo compró. Nunca me gustó pedir nada, así que agradecí creo sin mirarla, cuando por dentro tenía un volcán de emoción explotando cual oruga de árbol alto en suelo de primavera.
Los años pasaron, los mares cambiaron las arenas y el local que vendía mi joya de plata desapareció, pero el anillo siempre siguió pegado a mi dedo. Con el tiempo aprendí a nadar sin sacármelo, a lavarme la cabeza sin riesgo a perderlo y hasta a dormir sosteniéndolo de un modo tal con el nudillo que impidiera salirse bajo la almohada en cualquier momento. Lo hice parte de mi rutina, era mi amuleto de buena suerte, mi canalizador de nervios, mi amoldador de dedo, el único espacio más blanco en mi mano en verano y el más suave en invierno… aunque era solo un anillo de 6 pesos.
Hoy de pronto quise jugar a hacerlo dar vueltas y la realidad me sorprendió. Mi anillo no estaba. Nadie me lo había robado, ni siquiera habían intentado alguna vez hacerlo. Tampoco se me había caído al lavar, de hecho ni siquiera había lavado. Apelé a mis recuerdos matinales y al salir de la ducha, se reflejaba en el espejo, al abrir la puerta lo choqué con mi llavero… todo estaba en el lugar que debía, hasta ahora. Hoy mi anillo se perdió de una manera que nadie conoce, quizás eso era exactamente lo que se merecía: ser recordado de manera fantástica, como un fiel compañero brillante que nació de un regalo y ahora seguramente revivirá en otro dedo de alguien que lo tenga disponible.


(Aunque confieso que dentro, muy dentro mío, donde los sentimientos negros conviven con los grises y turbulentos, deseo que haya caído en una alcantarilla podrida y nadie pueda tocarlo jamás en lo que quede de su historia.)

16 comentarios:

Julián Torrado dijo...

El dedo de al lado del fuck you -el que está a la derecha- se llama "Anular".
Che que cagada lo de tu anillo, ojalá lo encuentres, y sino, es como decis vos "nadie pueda tocarlo jamás".

Besos!

Desvest dijo...

Depende que mano, pero suponemos que es donde se pone el del casamiento... ese es el anular... a ver, clase de anatomía, mando derecha, comenzando por el gordito, pulgar, índice, medio, anular, meñique ($39 por tal vital información Meli).
En un momento decís "era mi amuleto de buena suerte"... alto dilema plantes chica de mala suerte... no sería que el anillo era todo lo contrario a lo que pensabas? vamos a ver si ahora cambian las cosas xD
Besos ninia de sonrisa caricaturezca =D

Anónimo dijo...

tal vez era momento de soltarlo, q te desate...

bienvenida a la vida sin amuleto..

q ese dedo sea libre para sentir al mundo en toda su extension

te amo belleza

Anónimo dijo...

siiii, yo recuerdo cual era, al toq se me vino la imagen a la mente.
=)
yo tb era re machona de niña, pero me ponia esos adornos jaja. igual era re machona, vivia de borcegos y cola de caballo y miraba brigada cola. como cambiamos dsde aquellos toempos, ahora hablamos de complot todo el dia jajaaj
te amo

Cecy dijo...

hola, creo haber leido en otra oportunidad este blog, por cierto me gusta lo que contastes, sabes que las cosas que se pierden magicamente, nunca quedan en ningun lugar fijo, magicamente van vagando por el camino.

te dejo un beso

Anónimo dijo...

a mi hace poco tb se me perdio uno de los dos anillos q uso.
me lo habia regalado una amiga de mi mama y desde entonces no me lo habia sacado nunca, un dia en el trayecto del trabajo a la parada del bondi se perdio, me di cuenta y me deprimi. esa misma tarde fui y me compre uno exactamente igual, pero yo se q no es el mismo, y odio haberlo perdido, en fin.
te entiendo y acompaño en el sentimiento.
mua!

Anónimo dijo...

Te re entiendo Mel, cuando estaba en la secundaria, perdí mis dos anillos, uno que amaba, de plata, cuadradito que decía "amor" y era de mi madre, lo amaba con locura, jamás encontré nada ni remotamente similar, y otro que me había regalado mi vieja para el 2000, de oro, tipo cinta, que decía "siglo XXI" que lo odiaba, pero lo usaba porque ella me lo dio con amor y le había costado carísimo, se perdieron, los dos juntos, los busqué por las calles, por el patio del colegio, pero nada... se cayeron del bolsillo en el que los guardaba para jugar al obligado volley y desaparecieron, aún hoy, casi diez años después los sigo llorando. Y me quedó el karma, luego, perdí sistemáticamente cada anillo que tuve, por ende, no volví a comprarme jamás un puto anillo, los odio a todos, salvo a esos dos primeros que perdí, snif...
Por cierto, ANULAR, es el dedo de al lado del fuck you.

Anónimo dijo...

el post de sam y tu mail del otrodia me hiso acordar de brigada cola dio9osss no se podia ser tan varonera!!! yo jugaba siempre a brigada y digo mirando hacia el piso pero con orgullo disfrazado que tengo un cassette!!!un cassette!!! dioss!!

en fin.

te extraño y odio comunicarme contigo por msn, quiero verte esa rostro bello q dios te dio!!


cuidate y saludos a lu

Leonardo Ferri dijo...

Triste pero bello relato.
Pensá que está en algún lugar mejor del mundo, alguna fundición o algo así...

Anónimo dijo...

por lo menos te quedo el de cuero...jaja

Adrian Bona dijo...

meli, lo importante no es tener una argolla, sino saber compartirla!

Yasmin dijo...

Será que es hora de que tu dedo anular se vista con el anillo de compromiso???
aaah re vieja chota mi comment

La Tigresa Márquez dijo...

Me dejaron un juego en el blog, si querés jugarlo date una vuelta!

Besos!

MelyPaz dijo...

Yo también tuve un anillo favorito que mi mamá me compró. Era de esos que cambiaban de color. Un timo, pero qué lindo timo.

Se me perdió en el baño del colegio, hace muchos años. Recuerdo que lo guardé en el bolsillo de mi chaqueta... ¿o cayó en silencio? Como sea, nunca más volví a verlo.

Luego compré otro. También lo usé mucho, hasta que el metal comenzó a oxidarse. Creo que lo boté. ¿Para qué guardarlo, si no iba a usarlo? Un triste fin. Menos mal que no puedo decir "una triste vida", porque es un objeto inerte, pero bueno...

Saludos.

Ari dijo...

Qué garrón, uno se encariña con esas cosas. Yo tengo una pulsera que me encontré en la calle unas vacaciones a los 9 años, no la voy a perder porque no me la puedo sacar.

Anónimo dijo...

Llegue a tu blog por un amigo, me encanta como escribis!!!
Yo cero internet y estoy encanchada leyendo todas tus notas!!! Sos Genial !!!