Pocas veces pasé por un bloqueo literario. Nunca fui fóbica
a la hoja en blanco. Siempre que pasa que quiero escribir algo que está trabado
en otra dimensión y no logra sincronizarse con mis manos, termino escribiendo
esas mierdas estilo haiku, algún que otro poema pelotudo que abre el canal
palabroso, agarro vuelo y listo. A otra cosa, mariposa.
Ni una letra
Ni una palabrita
La puta madre
Eso es un haiku.
Pero este bloqueo es distinto. Primero intenté justificarlo
diciendo que era la falta de sexo, que seguro con el ingreso de Vitamina P a
mi vida todo mejoraría, pero no. Al contrario. Sin ganas de coger, sin claridad
en las ideas, sin una puta palabra sucediendo a otra para formar ni una sola
oración, comencé a desesperarme.
Entonces salí a dar una vuelta, a ver si el aire fresco, si
la brisa del invierno podrían devolverme la inspiración. Busqué musas en las
veredas, miré con cariño postales que en otra situación de mi vida hubieran
pasado desapercibidas. Noté cómo las viejas se hacen las boludas si sus perros
cagan en la vereda. Como si por ser viejas no debieran agacharse a agarrar el
sorete. Vi cómo en la semana de la dulzura, pocos son los que invierten en algo
más que un Bon o Bon. Hijos de puta. Nuestro beso vale más que una golosina que
se hace mierda en dos mordiscos. Y, dicho sea de paso, el Bon o Bon ha
cambiado: ya no tiene doble papelito, el amarillo por un lado, y el metaliquito
por otro. Antes, comprar un Bon O Bon implicaba sumergirse en un proceso de
desprendimiento del metalcito, posterior alisado en una mesa, solo para
terminar haciéndolo bolita y tirándolo al carajo. Pero ya no. Ahora es solo un
papel amarillo, sin metálicos que despegar. Un fiasco.
Sin éxito en mi búsqueda de musas, y sin poder generar algo
que superara los 2 renglones, fui a terapia y en lugar de hablar de lo buena
que está mi vieja, de lo fóbico que es mi viejo y de lo conflictuadita que su
divorcio me hizo para el amor, hablé de este bloqueo del orto, de mi
imposibilidad temporal para sociabilizar con el Word. “Dejá que fluya”, me dijo
el psicólogo: “Dejá que flu-ya”.
Analicemos esto. Analicemos el fluir. ¿Qué poronga es dejar
que fluya? Porque si mi problema fuera que estoy refrenando algo que está
empecinado en fluir, no estaría tan histérica. Justamente el problema nace
porque nada, reitero, NADA de NADA fluye, nada sale, nada nace. Como un embudo
de fideos pasados, las ideas se pegotean, confusas, en una bola que intenta
salir, pero no lo logra. “Dejá que fluya”, pero ¿Qué fluya... QUÉ? ¡SI NO HAY
NADA!
En el amor, lo mismo. Te dicen "relajaaaate, dejá que fluuuuuya,
va a estar todo bien". Pimero, esa necesidad de final feliz me enferma. Las
cosas no siempre van a salir bien y ahí es donde el principal problema aparece.
El miedo a arruinar algo que aún no se arruinó, el pánico a que el exceso de
demanda haga que paniquee la oferta. Pero justamente ahí , en el “relájate,
dejá fluir”, es donde hacemos todas las cagadas. Cuando dejás que fluya,
expresás todo lo que en un principio filtraste para no matar de la presión al
otro. Si dejás que fluya, amás, te enroscás, querés más, más, más. Porque la
mujer que deja fluir, se transforma en un agujero negro de afecto en el que
siempre puede succionar un poco más hasta saciarse y morir. La mujer que fluye
se obsesiona, se ahoga en ansiedad, explota. La mujer que fluye no se relaja,
¡todo lo contrario! la mujer que fluye hace océanos de charquitos, ve desiertos
en areneros, espermatozoides en migas de pan. Si fluimos, fluimos a mares,
océanos. Si fluimos, se le termina la sed al mundo y ahogamos a la mitad de los
chinos.
Pero no. Fluir no. Porque fluir asusta. Entonces… ¿por qué
todo el mundo se empecina en que dejar que fluya es la mejor opción cuando no
tenés opciones? Dejar que fluya es dejar que las cosas pasen naturalmente,
dicen. ¿Pero quién confía en que las cosas pasan naturalmente? Yo ya de
chiquita prefería hacer todas las partes de los trabajos en grupo porque no
podía tolerar el hecho de confiar en los forros de mis compañeritos en hacer
cosas que YO sabía que YO haría mejor.
Nada pasa naturalmente. Nada. Y lo que pasa naturalmente no
tiene gracia porque no costó nada. Entonces, ¿para qué dejar que fluya? ¿Para
sentir que las cosas pasan porque tienen que pasar? ME CHUPA UN HUEVO. Quiero
escribir, quiero coger, no quiero que fluya nada. Quiero que las cosas pasen, y
para que pasen… hay que generarlas.
Preguntale sino al puto de Justin Bieber que dicen que se
rompió el culo para llegar al éxito, y una vez que lo logró sacó un DVD para
mostrar lo plátano que era desde chiquito y cómo ya se frotaba a sí mismo
practicando coreografías que asustaban a sus padres, hasta que se dieron cuenta
que el pendejo era una mina de oro.
Y ahora están los nuevos putos, los de One Direction. Mil seiscientos cincuenta pesos sale la entrada para verlos en un año en el estadio de Vélez. Explicame:
¿te vienen a cantar a tu casa por esa plata? ¿te regalan el cordón umbilical de
alguno de los 5 con células madre criogenizadas? ¿1650 pesos? No te pago esa
plata ni un domingo por un hígado de oferta en 2x1.
Aparte, realmente, los padres que tienen que invertir
ponele, en dos hijas… ¿qué onda? Les pagan el pasaje de ida y vuelta a estos
optimistas del pop, y ni siquiera saben si la nena va a seguir gedienta con
ellos de acá a un año. “Dejá que fluya, Papá, comprala y después vemos”... ¡¿pero
por qué no me me matás, me resucitás entre ramos y me volvés a matar para que
me honren comiendo huevos en Pascua?! Te digo, es más rentable incentivar a las
jóvenes de hoy a ir a bailar a matinés y mostrar el culo, antes que comprarles
un disquito, que se enamoren del cantante y tener que llevarlas a verlo por una
luca y media.
Entonces… como un soldado del odio, un militante del bardo, los
párrafos se alistan cuando menos me guardo. Si hoy salgo a dar una vuelta, te
cruzo en la vereda y te miro fijo, no te asustes: Estás siendo evaluado como
material literario. Si me enamoro, déjame, no corras… mis musas duran poco y
rinden mucho. Y si te odio, si te amo demasiado, si de pronto lloro o me
indispongo antes, si te persigo, si te acecho, si no reprimo, no filtro, si no
me detengo, ni duermo, si no como, no pienso… no te preocupes, no te alteres.
Que no haya pánico: Estoy fluyendo.
3 comentarios:
Para no saber de qué ibas a escribir este post estuvo muy bueno y muy divertido!!!
El sábado pasé por la puerta de Vorterix. Había 4 patrulleros y un amontonamiento considerable. A medida que me iba acercando vi que en realidad eran muchas madres y un montón de adolescentes. Todas frustadas porque no quedaban más entradas para One Direction. Las veía y pensaba en la histeria que genera un grupo o cantante. Y está bien! Una adolescente tiene que gritar y llorar por el artista que le gusta. La vida es así.
Saludos!
Muy bueno tu blog.
Saludos de otra histérica (pero chilena).
sos un 10 Mel... ya te voy a ver fluyendo por ahi..vas a ver.. recuerde al Koifish ! salú grossa!
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