miércoles, julio 25, 2007

La bolsa perdida

Entré al subte y busqué un lugar. No había mucho espacio entre un Papá Noel que leía el diario con anteojos rayados y una vieja concheta que parecía maquillarse con algo parecido a un polvo rosado que la hacía verse muy similar a la concha rejuvenecida de la Pradón.
Me senté sin apoyar la espalda para no molestar a los viejos inmutables y porque realmente no me entraba el ojete en el mini espacio que ellos se encargaban de dejarme. Miré de reojo alguna noticia del hombre de la barba blanca y la panza redonda y me percaté de la cantidad de bolsos, carteras y huevadas que llevaba. Todas tenían un hilo que las rodeaba, todas menos el maletín que Santa llevaba en la mano. Era viejo, estaba descascarado y se le olía la naftalina hasta por el agujero de la axila. Adentro del maletín tenía más bolsas, (hecho que aún no comprendo) y una billetera. Quizás pensó que al robarle le pedirían que abra el maletín en lugar de entregarlo completo. En fin.
El viejo tardó poco en aburrirme visualmente y reparé inmediatamente en una bolsa que estaba debajo de su culo pesado y grande. Abajo del asiento, en el piso. Blanca, como con facturas adentro envueltas en papel. Las posibilidades comenzaron a abundar: podía ser una bomba ubicada estratégicamente por alguien que odia la línea D, o el culo del viejo, o a mí. Me imaginé volando por Cabildo sin la tarjeta de MAPFRE que nunca recuperé después del último robo…
La cuestión es que el viejo se bajó de pronto y dejó la bolsa abajo del asiento. Comencé a mirarla, a tratar de desenmascarar su interior sin agarrarla y explotar en el intento. La vieja ubicada a mi derecha también la miraba con detenimiento. Me molestaba su interés en mi bolsa, me enervaban sus ojos girando alrededor del paquete blanco al igual que los míos, odiaba a esa mujer, la quería fuera, hasta que comenzó a molestarme a otro nivel, un peor nivel.
Dueña de un pelo producto de algún producto, ésta bella señora notó que en las mangas de su tapado había pelusas, tiernos y delicados guascasos de polvo blanco en bolitas que se pegoteaban de una manga a la otra sin pedir permiso. Ante la situación, la dama de muchos años comenzó a sacudirse compulsivamente como si tuviera sífilis de muñecas o peor, sarna contagiosa, sangrante y pusulenta. Las pelusas se desprendían al aire y el viento las llevaba, una tras otra, una tras otra, a mí, que evitaba tragármelas para no morir ahogada en el subte, qué papelón dios mío, babeando y gediendo con una pelusa de mierda en la garganta, qué muerte más absurda. Una de ellas se coló en mi pelo, me desarmó un rulo y desalineó el flequillo. Estaba a punto de entrar en ebullición cuando la dama muy puta se paró y me golpeó con la bufanda en el medio de la cara, como una trompa de elefante inoperante o un brazo muerto de Scioli, casi como si yo no existiera en su asiento contiguo, como si fuera un fantasma.
El odio y la violencia volvieron a hospedarse en mi entrepierna, calentitos y arropados. La ira abasallante miró a la vieja desde las alturas, estática, maquillada, con bufanda y sin pelusas. Sus ojos me encontraron y nos miramos unos instantes. Su parada y mi parada eran la misma. Nuestros caminos estarían unidos hasta salir de la escalera mecánica, pero aún no emergíamos del subte y ella parecía poseída, con la mirada frenética, esa que caracteriza a una competencia desleal que está por desenlazarse, las manos histéricas, las piernas inquietas... todo por una bolsa solitaria y abandonada.
Cuando se paró en medio del vagón, temí lo peor. Instantáneamente me paré, ella caminó unos pasos haciéndose la distraída, la que nada le importaba, ni la pelusa, ni la agresión bufandal, nada. Sorpresivamente, al abrirse las puertas del subte en Juramento, me dejó pasar antes que ella, por un momento la quise, te tomé afecto, la miré con amor y queriendo que sea mi abuela, mi abuelita llena de polvo, pelusas tiernas y tapados caros…, Pero de repente la tricionera viejecita se acercó al asiento del viejo, se agachó con dolor y dejando ver un semipañal en su orto, tomó con las dos manos a la bolsa blanca, la de la posible bomba o la de las facturas, salió corriendo y me sonrió. En la escalera mecánica nunca me sentí tan insultada.

PD: Éste posteo es el número 100. Festejemos con té de frutilla.

17 comentarios:

Anónimo dijo...

jajajajaaaaaaa, como te cago la viejaaaaa, es que solamente ellos (old people) tienen el descaro necesario para hacer estas cosas.
Te adoro, celebro los 100 posteos y cuento los minutos para encontrarte casualmente por ahi y que esa sonrisa tuya se me contagie

Anónimo dijo...

PRIMEROOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO OTRAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA VEZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZ

Juan dijo...

seguramente la vieja penso" esta jovata no debe tener experiencia mejor que mire y aprenda" jaja
felicitaciones por los 100 posteos
saludos

Los isleros dijo...

Los viejos son una lacra... roguemos por la Guerra del Cerdo!

キリスト のぶこ dijo...

Felicidadez por sus 100 posteos!
^^
besos!

C+ [interesante]

Anónimo dijo...

jaaaaaaaaaaaaaa
q conchuda la vieja
bolas ahora te quedaste con la intriga de q carajo habia en la bolsa. en fin
felicitaciones por los 100 post :D
te kiero tanto pebeta.

beso!

Anónimo dijo...

Mel, sos genial, siempre leo tu blog, me encantaria conocerte, me encantaria tener una amiga como vos, felicitaciones x los 100 posteos

La Tigresa Márquez dijo...

Felicidades por los 100 posteos... yo los cumplí hace poquito también.
Y el relato me da un poco de asquito...
Bue, nada... saludos

congul gratis dijo...

que vieja re conchuda
Como sea, felicidades por los 100 posteos!! Vamos por 100 mas!!!

Anónimo dijo...

TODO ESO PASO POR Q LAS DOS ACTUARON PARA LA MIERDA, POR Q NO LE DIJEREON AL OTRO VIEJO ZONZO?? DON SE ME OLVIDA LA BOLSEEETAAA...

POBRE VIEJO SE KEDO SIN LAS MEDIALUNAS PARA LA LECHONA
BESOTE NENA
FELICITACIONES POR LOS 100POST

F.G. dijo...

Primera vez que paso. Buen relato y te felicito por los 100 post!
Si a vos se te paso todo eso por la cabeza, que habrá pensado ella que se la llevo?

Leonardo Ferri dijo...

Las viejas son una mierda, así de simple. Incluyo en eso a mi abuela (en ocasiones), mi madre cuando sea vieja y mi futura mujer. La vejez nos vuelve chotos. La proporción de viejos copados es mucho menor a la de viejos chotos.

Felices 100!!!

Anónimo dijo...

¿Pero vos sos boluda, o argentina por demás? ¿Cómo vas a dejar que una señora con más décadas que vos se dé a la fuga con TU bolsa de facturas (o con un TNT marca ACME)? ¿No vés que podría haber algo demasiado valioso como para que una viejecita del orto con mucha plata se lo quede, sin darle valor alguno?
Me indigna tu actuación en tal momento. Pedorra, diriía yo.


Y, para colmo ¡Te comiste sus polillientas pelusas con olor a humedad! PUAGG!


Beso, igual me cagué de risa XD

Santi dijo...

El mundo ahora quiere saber que había en esa divína bolsa...

FELICITACIONES POR LOS 100 Y SALÚD!

Yo dijo...

Que vieja simpatica.

Anónimo dijo...

ÿa vs por tus 100 posteos y yo recien aprendo a entrar para leerte ! por 100 relatos mas y que sigas haciendo amigos .

Anónimo dijo...

Todas las viejas son de mierda o -en su defecto- conchudas. Esta anécdota lo afirma.