miércoles, agosto 29, 2007

El vestido

La tarjeta del casamiento descansaba sucia atrás de un mueble hacía más de un mes. Me advertí a mí misma no dejar para el último instante la adquisición del vestido, me previne, ahorré y hasta consulté mi guardarropas para finalmente darme cuenta que la compra sería inevitable. Lo que quedó del período post cumpleaños de quince de todo el secundario era simplemente un vestido color lavanda que, lejos de mostrar mis tetas como blandas, elimina mi cintura y hace de mi cadera una tarta poceada de moras verdes. Vestidos así deberían ser mandados a la horca de lavandina.
Si hay algo negativo en las compras de este estilo es que siempre son gastos estilo Cenicienta: un vestido para una noche, con zapatos para esa noche y ese vestido y un abrigo para esos zapatos ese vestido y esa noche. Por ende, son plenamente indignantes para el bolsillo. Deben hacerse borrachos o inconcientes.
De repente me vi acorralada por la última semana antes de la fiesta, me vi aún entonces sin vestido, sin zapatos, sin nada, solo la tarjeta y el dinero ahorrado. Conocí por Internet a una muchacha que hace maravillas baratas con su máquina de coser y le encargué el vestido más lindo del mundo. Era negro, con la falda voladora, el escote pronunciado y un moñito rojo entre las tetas. No era elegante, estamos de acuerdo, pero proyectado con unos zapatos de taco rojos y un abrigo de pelos rojo era el sueño de la noche porteña, del sexo post fiesta. Fui feliz. Lo encargué desde el trabajo y aquí se presentó el primer inconveniente: tenía que tomarme las medias con carácter de urgencia, recordemos que mi diseñadora contaba con solo 4 días para hacer su arte. Era la 1 del mediodía y necesitaba un centímetro.
Sin mercerías ni viejas a quien robarles un medidor de curvas, procedí a usar mi conocimiento adquirido de Mc Giver a los 11 años mientras merendaba Lincolns con café con leche. Tomé una hoja A4 que mide 297 milímetros. Le pedí a la señora que limpia la oficina que me facilitara una soga, robé un fibrón verde e hice lo siguiente: Entré al baño ante la mirada de las yeguas que cagaban, me levanté la remera y comencé por las tetas. Las rodeé con la soga, marqué con el fibrón hasta dónde llegaba y luego usé los 297 mm de la hoja A4 como referencia. De ese modo saqué mis 3 medidas y me sentí tan ingeniosa como Wanda Nara agarrando las bolas con ambas manos para que ninguna se escape. Volví a mi computadora y le mandé a la muchacha los números resultantes. Todo era perfecto. El viernes a las 17.30 estaría mi vestido en Facultad de Medicina esperándome embolsado. Debía estar bien ya que el casamiento sería el día después.
Rápidamente se hizo viernes. Aún restaba comprar abrigo y zapatos, pero primero pasaría por mi casa a probarme mi reciente adquisición.
Llegué casi corriendo, con una gota de sudor a punto de resbalarse de mi nariz porosa, saqué con velocidad el vestido de la bolsa papel madera, era hermoso. Lo olí. Olía a nuevo. Lo toqué. Era suavemente duro. Pensé en depilarme antes de probármelo, los pelos destruirían la elegancia… pero el tiempo escaseaba, ya era casi de noche. Bajé el cierre, me saqué el corpiño. El frío endureció pezones y el flujo que quedó en la bombacha por la corrida anterior. Me saqué las zapatillas. Coloqué una pierna, luego otra. Subí la tela negra y sucedió lo que iba a suceder porque el elefante miador jamás abandona los pagos de Once: ME QUEDÓ GRANDE. ENORME. Era como una bolsa de brócoli con concha pelada y las tetas caídas. Desastre. Me sentí una boa cambiando el pelaje, una gorda adelgazada sin dinero para cortar la flaccidez, como una lombriz dentro de un súper pancho, un pitocortoenconchadeputa. Me sentí mal. El casorio era al día siguiente, tenía que salir a comprar… desde cero.


Continuará…

11 comentarios:

Anónimo dijo...

NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO, hija de puta como me vas a dejar con el polvo en la punta del pingo!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!, eso no se hace, como diria en mis años mozos: me vas a dejar asi? (mirando para abajo en direccion a mi portodoexcitadomiembroalosquinceañosdeseososdesexo)

Anónimo dijo...

jaaaaaaaaaaaaaaaaaa
dios la estas haciendo larga ehhhhhhhhh.
te juro q yo sufri tanto como vos ese dia. ya te dije q quiero fotos de como quedaste al final.
y no digo mas nada porq sino te voy a cagar el suspenso.
te kiero putinga
te veo el sab :)

Martín dijo...

che, che, aca todos saben todo y yo no sé nada, así que hace corta la espera y terminá la historia eee

sisi es una amenaza

jej besoo nenaa

Anónimo dijo...

aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaAAAA

cómo nos vas a dejar así?!!??!
me cago esperando un post y lo dejás inconclusooo!!!
ahora no se me va a ir más el tic de cada 2 segundos clickear en tu acceso directo.. :| (véase imagen)

http://www.Photo-Host.org/view/739246screenhunter_002.jpg

no lo puedo creer!!
pero bueno.. habrá q esperar...

un beso!!! y posteá rápido!! ajaja

Anónimo dijo...

Nooooooooo... ¡qué desastre! ¿Cómo vas a cortar la historia a la mitad como si fuera un capítulo de Lost? Este es un relatus interruptus.

Anónimo dijo...

A mi me paso algo parecido, cuando me puse ese horroroso enterito neranja (que habia usado por ultima vez mas o menos a los 15 años )cuando bautizamos a tu hermana Ailen. It runs in the family.

natchkland dijo...

Nooo..
Es re feo eso, y más feo es tener que comprar ropa para usar una noche ¬¬

Suerte que soy hombre y soy capaz de ir a un casamiento en havaianas =)

Anónimo dijo...

estoy ofuscadísima pasando cada 10 minutos a ver si continuás la historia!!!y mientras tanto vuelvo a leer algún post anterior para seguir riéndome...

Unknown dijo...

Daaale metele con el final de la historiaaa!!! Yo también estoy dale que te dale entrando todos los días a ver si terminás de contarrrr!!!

Anónimo dijo...

Daleeeeeeeeeeeee, seguilaaaaaaaaaaaaaaaa.
Porfa.

( Con la cara del gato con botas)

Anónimo dijo...

... el la vez número catorce mil que entro después de terminar de leer por primera vez 'El vestido'...

volvé por favor que ya tengo síndrome de abstinencia!!!