viernes, octubre 12, 2007

La puta y el salame

Me levanté en esta Buenos Aires garuante, puse dos porciones de pizza de provolone y albaca sobrante en un plato pequeño y luego en una bolsa, cualquier cosa que pudiera evitar tener que lavar el mal llamado táper. Tomé un alfajor, lo tiré en el bolsillo de la mochila y salí a enfrentar a la urbe a lo largo de las 5 cuadras que me separan del subte.
Hacía días que ni Pamela David masturbándose en mi baño, ni Guido Suller a los gritos con una zunga de gato siamés llegaban a causar una sensación en mí. Sentí por varios días que mi alma se había disecado, que mi cerebro estaba preso de la política obligada por los parciales y que las orcas pueden servir de colgantes. De pronto hoy me subí al subte y me senté en esos sillones de 3 que están siempre al final del vagón, que están enfrentados a otro grupo de 3, de igual tamaño y forma. Es interesante notar cómo esos asientos rinden de acuerdo al tamaño de ojete que se le siente encima. En el caso de mi asiento, entrábamos 3, en el de en frente también. Eran 3 mejicanos. Un gordo que desafiaba las leyes de la gordura establecidas por la Politi, un hombre que hubiera facilitado las cenas de los chicos de VIVEN y cuyas manos morcilleras parecían asfixiarse entre los anillos celulitosos que los circulaban. A su lado, su mujer. La dama corajuda, con ovarios de plata que se lo garchó y se lo garchó, jugando a encontrar al pitulín en medio de las olas de rollos hasta que llegó a concebir al pequeño mejicanito, el tercero en la fila de sentados, de unos 4 años, peinado con gomina y casi cayendo al suelo por la presión que el culo de su madre, empujado por el de su padre, hacía contra sus pequeñas patitas. La madre tenía como motivación de su vida sacarle el moco duro al nene de la geta, algo que toda madre hizo con cada uno de nosotros, pobres pendejos, que vemos venir esa uña filosa apuntando a nuestro moquito duro, pegado, que nosotros mismos no sacamos por el dolor que le causaría a la napia hacerlo. Perseverante, la mejicana le daba y le daba hasta que papá gordo gritó: ¡Déjalo mujer que es solo un moquito y ni se veeee!”. En ese momento, llegaron a la estación Bulnes y fueron reemplazados por un grupo especial.
Una chica, gorda también, se sentó en una de las puntas y los dos espacios restantes fueron el granizado en el sambayón: Ella, de pelo largo y enroscado, de volados y un pedo negro, se tambaleaba atemorizando a los pasajeros que pensaban que el vómito con trocitos de semen disecado de la noche anterior era inminente. La muchacha, de más de 35 años, era prostituta. Se ganaba la vida desde hacía años y recomendaba a las otras chicas que, según contaba, recién arrancaban, que hicieran la posición perrito, en 4, para evitar el dolor cuando las garompas se alineen para entrarles por el orto. Entre consejo y consejo, la puta (cariñosamente) lloraba y le recriminaba al salame que la acompañaba que la había dejado sola en el subte a la madrugada cuando volvía de hacer el amor por dinero con un viejo sudado.
El salame no tenía orejas. Asombrosamente horrendo, sus lóbulos estaban pegados a su cabeza, haciendo más bien huecos en la sien, más similares a anitos de conejillos de india que a orejas en sí. El tipo aprovechaba cada reclamo de la emborrachada trola para engramparle un beso de lengua, baboso, chorreante, lleno de enfermedades de transmisión babal para canalizar el llanto y evitar el vómito que nunca llegaba, pero todos seguíamos esperando. La gorda de al lado de ambos los miraba, todos los mirábamos, pero la mujer de nada se percataba. El salame le tocaba las tetas y todo era graciosísimo, el salame le contaba cómo sería la cama donde se la cojería hasta por el pupo y todo era perfecto… todo era eróticamente banal y perfecto. Ella arremetía sobre él, le chupaba el lóbulo inexistente, le tocaba la tetilla y se calentaba cual monja sin vocación. Ella se sentía querida.
Bajé en Juramento y el subte se los llevó. Ella todavía lloraba y él se había puesto anteojos de sol naranjas, quizás para no ser reconocido, quizás para tapar las ojeras de una noche de pasión o quizás… simplemente, porque no podía evitar ser un pobre salame que a las 9 de la mañana, todavía se paseaba erecto con una puta borracha del brazo.

13 comentarios:

Julián Torrado dijo...

THE FIRST ONE?
Veo que la presion ejercida en mi ultimo comentario dio resultado, jeje..
Genial tu post, flaca. Cada dia mejor. Igual, una ventaja la de no tener orejas..digo, se ahorra escuchar minas complicadas e histericas;)

besos

Argentina puede cambiar dijo...

Que grosso posteo! Me hacés cagar de risa! Además, mirá con las "cosas" que te cruzás en Buenos Aires!
Yo me llego a cruzar con algo así, y creo que no podría parar de reírme!
Te felicito. Seguí así. Este blog es bárbaro.

Saludos!
Leonel.
argentinapuedecambiar.blogspot.com

Leonardo Ferri dijo...

Postales patéticas de un subte patético en una ciudad que intenta no ser patética.

Welcome back! Como cuesta que las ideas lleguen no? Estaremos muy quemados?

Besos querida

Anónimo dijo...

la vida barata, la vida facil, la vida de puta y el que se cree vivo, el que paga, el pelotudo.
un vulgar paisaje al que ya nos hemos acostumbrado, porque siempre estuvo ahi a pesar del horror que nos provoca verlo.

es el tercer relato que leo, me encantan. se convirtio en uno de mis paseos diarios. saludos portenios.

Anónimo dijo...

despues de tanto tiempo...sublime interpretacion de la vida cotidiana de estos personajes del submundo porteño.

Argentina puede cambiar dijo...

Te quería agradecer por pasarte por mi blog el otro día! Perdoná que no te agradecí antes, pero no estuve muy bien que digamos. Como no sé si vas a volver a entrar por ahí, te dejo lo que puse respecto de tu visita en mi blog:

"Melisa, mil gracias por pasar!!! Y si algún día me presento, espero ver ahí tu voto!!! Ojalá que no lo cuenten como voto cantado!!! Suerte, y mil gracias por hacerme cagar de risa con tus vivencias de la City!"

Espero que sigas visitándome! Siempre serás bienvenida en Argentina puede cambiar!

Saludos!
Leonel
argentinapuedecambiar.blogspot.com

Anónimo dijo...

Un cago de risa, como siempre!
Aguante tu blog!

Nicolás dijo...

notable descripción. yo también presto atención a los usuarios del subte; empezaré a subir escritos sobre eso.
saludos

nicolás.

Anónimo dijo...

¿que es un salame?

saludos.

La Tigresa Márquez dijo...

No sé cómo no te da asco O_o

Besos.

gzen dijo...

Muy bueno. Especialmente la parte de la puta y el salame.
Saludos,
gZen

olinda dijo...

qué grande!!! jajaja!! perdón por la emoción pero encontré esto de casualidad

me gustó mucho

Anónimo dijo...

que postal!
que descripción grotesca!